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México (18 de abril).-
El partido comunista seguirá siendo el único permitido en Cuba, la propiedad estatal no se privatizará y las nuevas regulaciones impedirán la concentración de riqueza y la proliferación de nuevos ricos, en los que supuestamente confía Estados Unidos para destruir la Revolución.
Los autónomos que sueñan con abrir una cadena de restaurantes o peluquerías no lo tendrán fácil, a tenor del discurso de Raúl Castro en el séptimo Congreso del Partido Comunista.
?No somos ingenuos, ni ignoramos la influencia de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman el empoderamiento de las fuerzas no estatales de gestión con el fin de generar agentes de cambio para acabar con la Revolución (cubana)?, afirmó Raúl Castro ante los mil delegados del cónclave, que examina las reformas socioeconómicas emprendidas hace cinco años.
Sin renunciar a los beneficios de la normalización con Washington, el también primer secretario del partido instó a la reafirmación revolucionaria porque, en su opinión, la oposición de Barack Obama a las sanciones contra Cuba no es sino un cambio de método para forzar el cambio político en la Isla y su regreso al capitalismo.
Saliendo al paso de quienes niegan que Cuba pueda prosperar sin cambios profundos, Castro rechazó las terapias de choque, en un discurso de dos horas y media.
?Las fórmulas neoliberales que proponen la privatización del patrimonio estatal y servicios como la salud y la educación nunca serán aplicadas en Cuba?.
Los cuentapropistas, el medio millón de autónomos, tampoco podrán llegar a millonarios porque lo impedirán nuevos límites normativos, según el Presidente. En Cuba aumenta el empleo privado y se reduce el estatal.
?El trabajo por cuenta propia y la microempresa privada no son por esencia antisocialistas, y la mayoría de los que allí trabajan son revolucionarios?, afirmó.
Aunque el Mandatario cubano no concretó las próximas reformas, destacó que se trabaja en la fundamental: eliminar la dualidad monetaria, la paralela circulación del depreciado peso nacional y la divisa.
Los salarios públicos, unos 25 dólares mensuales, se abonan en pesos pero los artículos más demandados se venden en dólares, a los que no toda la población puede acceder.
En la apertura del congreso, Castro anunció una reforma constitucional que refleje las ?importantes transformaciones? conseguidas y su voluntad de votarla en referéndum.
En este sentido, no parece que se vayan a abrir espacios significativos a la participación política de los no militantes.
La militancia comunista equivale oficialmente al 21 por ciento de la población laboral, que ronda los 4 millones 970 mil trabajadores.
?Si lograran fragmentarnos sería el comienzo del fin de la Revolución, el socialismo y la independencia.
?No tenemos ningún miedo a las discrepancias, pues sólo las discusiones francas y honestas entre revolucionarios nos conducirán a las soluciones?, alertó Castro.
Castro consideró además perentorio establecer una labor preventiva inteligente, firme y sistemática por parte de los órganos encargados para combatir las “acciones subversivas”.
Perfilan ‘nueva’ dirigencia
El Presidente Raúl Castro, cinco de los siete vicepresidentes del Consejo de Ministros, y nueve de los catorce miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) son militares y delegados en el VII Congreso del partido, que este fin de semana renovará parte de su dirección con cuadros nacidos después del triunfo de la revolución de 1959.
La presencia castrense seguirá siendo abrumadora en las estructuras del mando político y económico del país.
El cónclave garantizará los puestos y prerrogativas de generales y oficiales en la gestión de consorcios y sectores estratégicos, y su protagonismo en las reuniones de trabajo con los empresarios e inversores extranjeros que negocian su entrada en la isla.
El coronel Alejandro Castro Espín, de 51 años, hijo de Raúl Castro, ha llegado a ser uno de los hombres más poderosos de Cuba como Coordinador de los Servicios de Inteligencia de las fuerzas armadas y del ministerio del Interior.
Los equipos de dos vicepresidentes civiles, Miguel Díaz-Canel y Ricardo Cabrisas, y del zar de las reformas, el vicepresidente Marino Murillo, ex Coronel graduado en economía en el Colegio de Defensa Nacional, promueven y planifican el paquete de reformas económicas, cuyo desarrollo coordinan con el General de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, yerno de Raúl Castro. Casado con una hija del gobernante durante 20 años, padre de sus dos hijos, es presidente de GAESA, el Grupo de Administración de Empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), el conglomerado más potente de la isla, que controla las principales cadenas de distribución, las playas de Varadero, parcelas edificables, concesiones hoteleras y la conversión del puerto de Mariel en un emporio de contenedores y servicios.
El VII Congreso del PCC tomará decisiones teniendo en cuenta que el primer secretario, el general Raúl Castro, de 85 años, abandonará formalmente la presidencia de Cuba el 24 de febrero de 2018.
Su sucesor, al frente del Consejo de Ministros y de las Fuerzas Armadas, es el ingeniero y ex ministro de Educación Superior Miguel Díaz-Canel, de 55 años, actualmente primer Vicepresidente del ejecutivo y miembro del Buró Político, tenido como un tecnócrata entre la nomenclatura.
Si la Constitución de 1976 no es enmendada, un civil será el nuevo comandante en jefe de los cuerpos de seguridad cubanos por primera vez cuando se produzca el relevo de Castro al frente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Al presidente de la primera institución le corresponde la jefatura y organización de todas las instituciones armadas.
Los militares son el verdadero poder, la columna vertebral revolucionaria, desde que Fidel Castro creara el Ejército Rebelde (1956-58) en Sierra Maestra para derrocar a Fulgencio Batista, y, años después, entrara en colisión frontal con Estados Unidos que organizó la invasión de la isla en 1961.
Raúl Castro fue nombrado Presidente en 2008 y primer secretario durante el VI Congreso, en 2011, sustituyendo a su hermano Fidel por un período de cinco años, con la posibilidad de una prórroga de otros cinco.
Los cargos oficiales no deben durar más de dos periodos, ha dicho.
Fuentes oficiosas apuestan a que el cónclave comunista sustituirá al segundo secretario, José Ramón Machado, de 86 años, integrante de la denominada “generación histórica”, que hace cinco años ya cedió su vicepresidencia a Díaz-Canel.
El polémico Ramiro Valdés, de 85 años, vicepresidente, es otro de los comandante revolucionarios.
Muy cercanos, los septuagenarios Leopoldo Cintras Frías, Álvaro López Miera y Ramón Espinosa, en departamentos clave del Buró Político y Comité Central, compuesto por 114 miembros.
El general Abelardo Colomé Ibarra, uno de los colaboradores más cercanos del Mandatario, renunció al Ministerio del Interior el año pasado por problemas de salud, pero no al Buró Político.
No es previsible el nombramiento de militantes muy jóvenes a tenor de la confesión de Raúl Castro en el anterior congreso: ? A pesar de que seguimos promocionando a los jóvenes para puestos de responsabilidad, no siempre han sido la mejor opción. Estamos pagando las consecuencias de no haber tenido una reserva bien preparada?.
No obstante y en el primer día de congreso, Raúl Castro planteó imponer limitar la edad máxima integrar los órganos de gobierno del partido: 60 años para ingresar en el Comité Central y 70 para formar parte de la alta dirección, como el Buró Político.
El VII Congreso se desarrollará hasta el martes, cuando se elegirá o reelegirá un primer –actualmente Castro– y segundo secretario, un secretariado, un comité central y un buró político.