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*Washington (12 de agosto).-
Las delegaciones de México y Nicaragua tuvieron una desavenencia ayer en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuando el embajador mexicano, Luis Alfonso de Alba, se manifestó ante la acción que tomó el Gobierno nicaragüense al destituir del Congreso a 28 diputados opositores al presidente Daniel Ortega.
“Expresamos nuestra preocupación por el impacto que esas medidas tienen, al debilitar y prácticamente neutralizar a la oposición en un momento en el que el país está inmerso en un proceso electoral muy importante”, advirtió el embajador.
El representante de Nicaragua en la OEA, Luís Exequiel Alvarado, se mostró visiblemente molesto porque su homólogo mexicano llevara “los asuntos internos” de su país al seno de la organización continental.
“Es inadmisible esta conducta injerencista. A Nicaragua también le preocupa, como dice Amnistía Internacional, que en México persista la impunidad por violaciones graves de derechos humanos, las desapariciones, las amenazas contra periodistas. Con qué autoridad viene México”, arremetió el diplomático centroamericano e insinuó que detrás de las declaraciones del embajador mexicano están “las fuerzas intervencionistas del Gobierno de Estados Unidos”.