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Ciudad de México, México, abril 13 de 2017
Desde las cuatro de la mañana María de Lourdes Cano Reyes está despierta, limpiando, cocinando y preparando todo para la comilona que ella y su familia ofrecen el jueves y viernes santo en conmemoración de la representación de Semana Santa en Iztapalapa, desde hace 74 años.
“Hoy vamos a dar bacalao y arroz y mañana se desayuna pozole, de comida damos romeritos y pescado capeado, preparamos comida para más de 50 personas entre la banda que sale con la procesión y algunos actores” comentó María de Lourdes.
Los gastos de la comida van por cuenta de las cinco hermanas: Rutila, María de Lourdes, Mercedes, Guillermina y María Magdalena Cano Reyes, sin embargo, se abstienen de revelar el total de la cuenta ya que se trata de una manda que realizan con una religiosa devoción cada año.
Aquí nietos, hijos y sobrinos ayudan, no importa que sean abogados, maestros de inglés u odontólogos, afuera de la casa son profesionistas pero adentro hasta los baños lavan para que todo esté presentable, nosotras hacemos la comida” asegura María Magdalena.
La tradición comenzó con su abuelo, Martín Cano Juárez en 1943, debido al amor y respeto que le profesaban a esta tradición, desde entonces también prestan su casa ubicada en Privada de Aztecas número 7 para los ensayos de la representación que comienzan el primer domingo de enero.
“Todo se multiplica por eso no nos pesa, para nosotros la Semana Santa es sagrada y una herencia que recibimos de mi papá a quien le prometimos que continuaríamos, antes de que él muriera” dice Mercedes.
Su madre, la señora Alicia Reyes Serrano, también las acompaña y a sus 90 años todavía colabora en picar la cebolla y jitomate para preparar la comida que debe quedar lista para antes de medio día, a esa hora llegarán los actores para posteriormente partir a la procesión de las siete casas.
Las hermanas Cano Reyes coinciden en que para ellas la Semana Santa es intocable, pues cuando se han separado o faltado a esta conmemoración, han sufrido accidentes automovilísticos o hasta tenido ampollas en los pies, que asumen como un aviso del “señor” sobre el compromiso que deben tener en esta época.