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Hemos notado que hay una gran cantidad de gente que sencillamente no sabe para qué son. ¿Cómo podemos esperar interés en ver quiénes son los candidatos si ni siquiera se entiende con claridad para qué sirven?
Leyes. Nuestro país, lo crean o no, se rige por leyes. Hay leyes federales que rigen en forma general a todo el país. Esas leyes federales se hacen en la cámara de diputados, con ciertas combinaciones con la cámara de senadores.
Renovación. Cada 3 años la "Cámara de Diputados" se renueva. Se van todos los que estaban —500 en total— y vienen nuevos. De estos 500, 300 son por voto popular directo y 200 son por representación proporcional. ¿Qué es esto? Bueno, hay un diputado por cada cierta cantidad de habitantes (unos 360,000, más o menos). Ésos son los que estamos viendo en la campaña ahora. O votas por Javier Medina o votas por Rolando Zapata o bien por Carlos Chacón Arcila si estás en el distrito 4. Uno de esos 3 representará a los más o menos 360,000 habitantes del distrito # 4, que ocupa una mitad de la ciudad de Mérida.
Yucatán será representado en la cámara de diputados por 5 diputados, uno de cada distrito. En el 2006 4 fueron del PAN y 1 del PRI. A ver qué sucede en 2009.
Los proporcionales. Los 200 diputados por representación proporcional se distribuyen según el porcentaje de la votación de todos los partidos. Así se llega a la cantidad de 500 diputados.
Bien, ¿qué hacen una vez en la cámara? El trabajo de los diputados es principalmente legislar. Ellos deben recibir del presidente o de otros diputados, iniciativas de leyes nuevas o de modificación a leyes existentes. Cuando el presidente envía una iniciativa de ley a los diputados, éstos tienen que estudiar esa iniciativa y aprobarla tal cual, sugerir modificaciones a ver si las acepta el presidente o bien, rechazar la ley completamente —en cuyo caso el presidente debe volverla a pensar completa.
Hoy, en 2009, el presidente Calderón tiene una alta aprobación: 63% de los mexicanos creen que es un presidente que está haciendo bien las cosas. Sólo 28% de los mexicanos piensan que está mal en todo. El resto ni lo aprueba ni lo rechaza, sencillamente, le es indiferente.
Cuando en un país democrático como México el presidente tiene una aprobación de 63% por parte de los ciudadanos, merece también tener un congreso que lo ayude a conseguir las leyes necesarias para actuar. Nuestro sistema es, en teoría, bastante bueno, dado que en cierta manera no deja al presidente hacer y deshacer por sí solo, sino que requiere de la aprobación de los legisladores.
Un diputado puede tomar una de varias actitudes:
Los diputados que actúan siguiendo la pauta (1), no dejarán que el presidente logre meta alguna. Se opondrán a todo en forma sistemática y el país no podrá funcionar.
Los diputados que actúan de acuerdo a la pauta (3), no sirven para nada. Están allá sólo para levantar dedos y aprobar todo lo que diga el presidente. Son útiles sólo si el presidente es un genio por sí mismo.
Los diputados que se comportan como el inciso 2 son realmente los que necesitamos todos: el presidente y los ciudadanos.
Fox y la inacción. Se le acusa a Fox de no haber hecho todo lo que debería haber hecho. Sin embargo, Fox tuvo en el congreso diputados de la pauta (1): se opusieron a las cosas más importantes que propuso y sólo aprobaron —de cajón— las cosas de poca importancia.
Calderón y las negociaciones. Felipe Calderón ha tenido que negociar la aprobación de sus iniciativas de ley tanto para la cuestión energética como para la cuestión del combate a la delincuencia organizada. Probablemente la segunda parte del sexenio de Calderón sea la más importante, no digamos para Calderón, sino para nosotros, los mexicanos, todos. ¿Qué pasa si los diputados que le entregamos a Calderón son del tipo (1)?
¡Le damos en la torre al país! Así de simple.
Por desgracia, los diputados de un partido diferente al del presidente, en nuestra muy infantil democracia, se oponen sistemáticamente a todo lo importante que el presidente pretende modificar en el país.
Esto hace que le quede muy poco campo de acción. Peor aún, hace que ese poco campo de acción esté limitado por un costo político —la factura de los que aprueban tranzando— que no beneficia al país en ángulo alguno.
Hay que votar por los partidos que aprueban las leyes por el valor intrínseco de las mismas y no por la tranza política que hayan logrado con el presidente.
Se ha dicho mucho que en Yucatán, Calderón tranzó con el priismo nacional dejando que ganaran a cambio de aprobación en las leyes importantes. En el futuro sabremos cuál fue la realidad.
Lo cierto al caso es que hoy, si queremos que el país progrese, hay que llenar el congreso de diputados que le aprueben a Calderón las leyes para que el país pueda cambiar a un mejor ritmo, sobre todo considerando que 63% aprobamos el actuar del presidente.
No son los diputados para... Es necesario tener muy claro este tema en la mente: los diputados no son ejecutores de obras. Malamente se convirtieron en gestores, porque en alguna época de nuestra historia, lo que los presidentes enviaban al congreso, tenía que ser aprobado en forma automática. Los diputados recibieron el nombre de "levantadedos" por esa razón.
De manera que si vas a votar, razona qué es lo que quieres que haga el diputado por el cual lo harás y piensa si el candidato(a) que escogiste actuará a favor del país o a favor de los intereses de su partido.