1280 palabras
"¿Qué es lo cierto?", se pregunta el espectador.
¿Con qué cuenta ese espectador para saber qué es lo cierto? Vamos a intentar dar algunos parámetros o mecanismos para captar la verdadera intención de lo que aparece escrito o dicho en cualquier medio.
Leer entre líneas. Se trata de ver más allá de lo que el párrafo parece decir. Las palabras siempre buscan transmitir algo. Pero a veces ese "algo" está escondido en la forma de las palabras y en la combinación de las ideas. Es necesario leer entre líneas para extraer el verdadero contexto de lo que se trata de comunicar.
Opiniones sin datos. Es muy frecuente encontrar cientos de escritos llenos de opiniones. Muchas veces estas opiniones sólo son repetición de otras opiniones similares. No porque otros hayan dicho lo mismo —sin sustentarlo— algo será verdad. De hecho, repetir miles de veces una mentira logra que se transforme "mágicamente" en verdad. Una verdad que se esfuma cuando finalmente uno tiene la oportunidad de ver los datos "duros".
Saber leer estadísticas. Para sustentar una opinión en forma seria, es necesario exponer datos duros, números, estadísticas. Si yo digo, por ejemplo, "los del partido A son ladrones", ¿qué estoy comunicando? ¡Nada! Pero si lo digo con una bonita imagen y música atractiva, ¡puede ser que pegue! Alerta, lector, alerta. Eso es lo que no es válidopermitir. ¿Cómo se puede sustentar una afirmación como ésa de que "los del partido A son ladrones"? Realmente, es muy difícil. En primer lugar, habría que tener un estudio para saber cuántos del partido A hicieron uso de bienes que no les correpondían y luego, para saber si son más o menos ladrones que los del partido B ó C, habrá que contar también con estudios de metodología semejante para que las comparaciones sean factibles.
Uno también tiene que saber hacer la pregunta correcta: ¿cuántos del partido A estuvieron en puestos de responsabilidad administrativa? ¿Cuántos del B? Qué porcentaje de los del A resultó con acusaciones y qué porcentaje de los del B.
Saber comparar con equilibrio. Los del partido B son mejores y más eficientes que los del partido A, se afirma. A ver, ¿qué tiene que mencionarse como hecho real para sustentar eso? Tendría que probarse, por ejemplo, que con menos dinero, hicieron obras de mejor calidad y mayor cantidad de las mismas.
¿Cuál gobierno tuvo las condiciones más difíciles? Te dicen: "es que el partido A nos ha dado en la torre más que ninguno otro..." Esto sólo es cierto o sustentable si se comparan los factores que rodean al hecho: ¿estaba el mundo en una peor o mejor situación? ¿está el mundo hoy creciendo o decreciendo económicamente? ¿es más fácil o más difícil encontrar mercados? ¿tiene el gobierno elementos para aminorar la crisis o no? ¿los tiene porque los heredó o porque ha mantenido un cierto orden?
Sustentar lo que se dice al hablar o escribir. Es muy fácil lanzar adjetivos calificativos u opiniones "porque eso dice la gente". De pronto vemos un comentario impecablemente escrito en el sitio, contradiciendo totalmente la nota que presentamos. Analizando el comentario, nos damos cuenta que se basa en una premisa totalmente contradictoria de lo que la nota está diciendo. Desenvuelve todo un nuevo mundo imaginario, omitiendo tomar en cuenta nuestra nota, que narra un hecho real, un suceso acaecido, realizado, materializado y narrado o expuesto por nosotros. ¿Qué podemos hacer con estos comentarios? ¿Los tenemos que respetar?
No nos queda otra: hay que respetarlos. Sin embargo, ¿aportan algo? Sí: más confusión. ¿Es conveniente la confusión en nuestro país? ¡Respóndase cada quien esa pregunta!
"Tolerancia" es el término que pusieron de moda los que no soportaron que las cosas fueran llamadas por su nombre. Tenemos que tolerar a quien abiertamente y claramente habla totalmente si sustento y dice una gran cantidad de disparates. Pero, ¿cómo sabemos que son disparates?
Allí es en donde debemos aplicar una metodología que aporte la misma respuesta a todos los que la usen. Si yo digo que algo es un disparate, debo recurrir a los argumentos que me conducirán, no sólo a mí, sino a todo aquel que los siga —aceptando paso a paso— hasta llegar exactamente a las mismas conclusiones que sustenta el calificativo de "disparate" a algo que alguien ha dicho o escrito.
Libertad de expresión y lo demás. El que dice disparates, mentiras francas o expresa opiniones sin sustento alguno, ¿está ejerciendo su libertad de expresión? Es obvio, sí, la está ejerciendo. Es una forma triste de hacerlo, muy tirste. Es una forma improductiva, negativa, dañina.
Entonces, qué, ¿los reprimimos?
No. Los combatimos con las mismas "armas" y "balas" que ellos: palabras, pero sustentadas.
La persona de quien se expresa. ¿Es válido atacar una idea valiéndose del argumento de que quien la expresa está tullido, es feo o fea, es gordo o flaco, es hermano de un ladrón que está en prisión, o es hijo o hija de un asesino serial, es hermano o hermana de alguien que ejerció la prostitución? Las respuestas a esas interrogantes son obvias al mismo tiempo que se leen.
Claro está que tiene validez el hacer referencia a un argumento que no vemos sostenible y preguntar si la razón de ese argumento no se asentará en un hecho personal de quien lo experesa. Esto es válido siempre y cuando se mencione el defecto en abstracto. Los asuntos personales jamás deben servir de sustento para descalificar algo que otro diga.
Descalificar. En nuestro país, ha sido una costumbre que ha ido creciendo: "es que ustedes descalifican al contrario". Es válido describir una realidad sustentada en hechos cuando quien es protagonista de esos hechos pretende borrarlos de la realidad y presentar una cara "maquillada". Entonces acusa al que usa esa historia que trata de esconder como "descalificador". Decir algo contundente —real, sustentado, acaecido, comprobado— si resulta en descalificación ¡ésa es la realidad!
La "guerra sucia". El partido A dice cosas del partido B: son cosas históricas, comprobables, reales, sucedieron. El partido B inventa el término "guerra sucia". Los que leemos el suceso, determinamos que B llama "guerra sucia" a decir verdades negativas de su pasado. Entonces, B decide decir cosas negativas de A, pero resulta que lo que dice, no son cosas históricas, comprobables, reales o que sucedieron, sino que son opiniones o apreciaciones subjetivas de la realidad. ¿Son comparables? ¿Cuál es "guerra sucia"?