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Durante un evento denominado "Jornadas de Blindaje Electoral 2009", la gobernadora Ivonne Ortega Pachecó manifestó que su administración no permitirá violaciones a las leyes electorales vengan de quien vengan, "ya que sólo con juego limpio se hace fuerte a una joven democracia".
Y enfatizó: "porque jugar limpio es querer y verdaderamente creer en la democracia, es permitir que la ciudadanía decida, sin intervenciones, coerciones y sin distorsiones desde el gobierno o desde cualquier frente social o económico".
Estas declaraciones parecieran las obligadas para cualquier gobernante en tiempos electorales. Sin embargo, en voz de Ortega Pacheco cobran una cariz diferente, dadas las pocas o nulas muestras de respeto que durante toda su fugaz y ascendente carrera política, ha dispensado a las reglas que rigen la democracia —como la generalidad de las personas la entendemos.
No hay que olvidar, por ejemplo, los taxis colectivos que trajeron a cientos de personas de Quintana Roo a votar en las elecciones en donde ella resultó gobernadora; o las miles de credenciales de elector que fueron compradas y que después ocasionaron problemas a sus titulares cuando quisieron cobrar su beca de Oportunidades; o la intervención y apoyo —en logística, mercadotecnia, recursos, asesores y demás— de un bloque de gobernadores priístas con aspiraciones presidenciales; o la violación de los topes de campaña en publicidad electoral; por citar sólo unos casos.
En este marco, al hablar así nuestra gobernadora no sólo suenan huecas sus palabras, sino cargadas con una alta dosis de cinismo, y con ellas, lejos de garantizar cierta limpieza y equidad electoral, otorga a "sus candidatos" y a "su" maquinaria estatal toda la libertad para seguir operando como hasta ahora lo han hecho, para obtener un triunfo, como el suyo, "democráticamente —según su particular visión— inobjetable".
Porque, ¿callar con el peso del Estado a las voces discordantes no es impedir que la ciudadanía decida informadamente?, o ¿no son claras intervenciones del gobierno en las elecciones los eventos gubernamentales de "pan y circo"?, o ¿el intento de "quiebre" a alcaldes de oposición o el condicionamiento de apoyos, no son evidentes coerciones?
En resumen, con estas declaraciones, Ortega Pacheco prácticamente se complace en su gobierno y en "sus candidatos" por esas y otras "muestras de "su" democracia" y da el banderazo y su venia a una elección de Estado que garantice el "carro completo" tan cacareado y necesario para el curriculum vitae electoral que necesita para posicionarse en un lugar más encumbrado en el grupo priísta que aspira a gobernar nuestro País a partir del 2012.
PD. No entiendo por qué Ortega Pacheco habla de "joven democracia", ¿no su partido la practica desde hace casi 80 años?