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México (17 de enero).- El presidente del Consejo Mundial de Boxeo, con sede en Ciudad de México, el mexicano José Sulaimán, murió ayer a los 82 años tras una larga convalecencia en Estados Unidos, informó el CMB.
“Lamentamos mucho informar el fallecimiento de nuestro queridísimo presidente, Don José Sulaimán, descanse en paz”, informó el Consejo en su cuenta de Twitter.
Un portavoz del Consejo confirmó el fallecimiento de Sulaimán, quien el pasado 1 de octubre fue operado del corazón para colocarle dos bypass coronarios en un hospital de Estados Unidos.
Tras la cirugía, Sulaimán permaneció internado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Universidad de California en Los Angeles. A finales de diciembre sufrió una descompensación y ya no pudo recuperarse.
“Sulaimán fue el mejor comisionado del boxeo de la historia y el verdadero constructor del CMB, porque desde su llegada a la presidencia en 1975 hizo más cambios que en toda la historia del pugilismo”, dijo el historiador del Consejo Víctor Cota.
Sancionó más de 1830 peleas en todo el mundo como presidente del organismo internacional.
Sulaimán cumplió en diciembre pasado 38 años como presidente del Consejo, uno de los más importantes del mundo y fue el gran ausente durante la 50 edición de la convención mundial que tuvo lugar en Tailandia.
Considerado por numerosos boxeadores como “el padre del boxeo”, el titular del Consejo trató a pugilistas y boxeadores como sus hijos y “todos los días trabajó tratando de hacer que el boxeo fuera mejor y más seguro”, aseguraron desde el organismo.
Sulaimán, que el 30 de mayo cumpliría 83 años, fue una figura controvertida ya que si bien modificó el boxeo moderno (fue el impulsor de la reducción del número de rounds de 15 a 12) y lo potenció (con la creación de nuevas categorías y de la televisión), fue cuestionado por su relación con los promotores, como Don King, y por su rol en el armado de las principales carteleras durante los últimos 40 años.
Su permanencia en la presidencia del CMB demostró también su apego al poder y sus escasas intenciones de abandonarlo, como sucede en Argentina con Julio Grondona, el mandamás del fútbol desde hace décadas*.- (DPA)