321 palabras
México (17 de enero).- Gregorio López es un sacerdote mexicano poco común. Está a cargo de una parroquia en Apatzingán, en el sureño estado de Michoacán, una de las ciudades más violentas de México. Oficia misa como todos sus compañeros, la única diferencia es que porta un chaleco antibalas para protegerse de cualquier atentado.
Su caso se dio a conocer en el momento en el que Michoacán se encuentra en un conflicto social, por la presencia de los grupos de autodefensas que combaten a los criminales de Los Caballeros Templarios.
Por eso López mejor se cuida. Comentó que usa su traje blindado desde octubre. La razón: recibió varias amenazas de grupos criminales.
El cura mexicano advirtió que la corrupción de autoridades permitió “al crimen controlar todo” y aseguró que “besaría los pies del presidente Enrique Peña Nieto si logra capturar a las cabecillas de Los Caballeros Templarios”, que mantienen asolada a Apatzingán y a toda la Zona Caliente de Michoacán.
El religioso agregó que la “descomposición social” del estado inició hace una década, cuando fueron expulsados Los Zetas de la zona y se extinguió la famosa y peligrosa banda de Los Valencia.
Al padre le parece que la situación se ha tornado “muy grave e indignante” y lamentó que haya muchas familias que vivan con el constante terror y zozobra por la presencia de grupos armados.
“Respeto a las autoridades pero por favor no hagan de esto un show mediático”, dijo el sacerdote de 46 años.- (Agencias)