MADRID, España, 5 de mayo.- Menos mal que vienen elecciones, y con ellas las primeras alegrías en materia fiscal para los contribuyentes, léase revertir el aumento del IRPF de comienzos de legislatura o la supresión de la tasa de basuras en el caso de los ciudadanos madrileños.

Pero van a ser necesarias medidas de estímulo adicionales si queremos que se cumplan las previsiones que acaba de presentar la Comisión Europea para España. Si nos fijamos en el siguiente gráfico, según la Comisión Europea: "La positiva contribución del sector exterior al crecimiento se irá reduciendo progresivamente en el horizonte de las previsiones, mientras que la demanda doméstica toma posiciones como principal motor de crecimiento" (en el círculo se ve cómo era este gráfico en otoño pasado):

Es decir, Bruselas espera que el consumo privado se acelere, apoyándose en la evolución del empleo y la baja inflación. También, que las mejores perspectivas económicas y las exportaciones apuntalen la inversión en bienes de equipo.

Todo ello suena muy bien, y el propio Gobierno español presentó recientemente unas previsiones todavía más optimistas, que elevan el crecimiento del consumo privado hasta el 1.4% para este año (frente al 1.3% de Bruselas) y el 1.8% para el siguiente (frente a un 1.6%).

En contra de dichas previsiones está el dato de paro, cuya tasa todavía sitúa Bruselas en el 24% para el 2015. Además, los costes laborales unitarios caen un 0.5% este año y otro 0.5% en el siguiente, así que los sueldos tampoco serán para tirar cohetes (aunque se tengan en cuenta los menores costes por despidos).

Previsiones de Bruselas para España.

La buena noticia es que los mensajes positivos van calando y la confianza del consumidor ha vuelto a crecer en España hasta los 61 puntos, lejos, eso sí, de la media europea, que está en 75.

Confiemos en que estas mejores perspectivas ayuden a apuntalar la todavía incipiente recuperación. Pero lo que de verdad sería necesario es una nueva política fiscal que impulse la inversión y el consumo, proporcionando nuevas contrataciones y una clara reducción del desempleo, sin poner en riesgo el ya elevado déficit, que alcanzará el 6.1% del PIB el año que viene, según Bruselas.

Ello requeriría profundizar en muchas de las reformas emprendidas: fiscal, de la Administración, educativa, de modelo productivo, que ahora, con elecciones en el horizonte inmediato, pasan a modo stand-by. (Expansión.com)