Madrid (5 de junio).- El próximo 18 de junio Felipe y Letizia se convertirán en reyes de España y su hija Leonor, de ocho años, en princesa de Asturias y heredera al trono. Para evitar llevar a cabo dos mudanzas, las dos familias, es decir, el rey Juan Carlos y su esposa Sofía; y el príncipe Felipe de Borbón, su esposa Letizia y sus dos hijas, seguirán viviendo en las casas en las que viven ahora. Los primeros en el Palacio de la Zarzuela, y los segundos en el Pabellón del Príncipe, ambas residencias en el recinto del Pardo.

Y la única novedad que habrá es que el rey Juan Carlos abandonará su despacho del Palacio de la Zarzuela que pasará a ocupar su hijo. Pero seguirá residiendo en la vivienda.

Sin embargo, la sucesión al trono provocará muchos otros cambios. Algunos pequeños como modificar los billetes y las monedas en las que aparece el rostro del rey, cambiar los cuadros y las fotos que decoran los despachos y sedes de organismos oficiales, y hacer nuevos sellos de correos. Y otros más grandes y a los que costará acostumbrarse.

El rey por ejemplo tendrá un nuevo tratamiento, que podría ser el de conde de Barcelona, que fue el mismo título que Juan Carlos le dio a su padre Juan. También tendrá nuevas funciones, que decidirá su hijo. Y un salario, que también decidirá su hijo.

Pero no será el único. Sus hijas las hasta ahora infantas Elena y Cristina, hermanas de Felipe, aunque seguirán siendo duquesa de Lugo y duquesa de Palma respectivamente, perderán su título de infantas, su asignación anual y sus privilegios porque dejarán de ser Familia Real (que incluirá sólo al rey Felipe, a su mujer Letizia, a sus hijas Leonor y Sofía, y a sus padres Juan Carlos y Sofía) para ser familia del rey.

Es decir, como ya no tendrán que asistir a actos oficiales en calidad de miembros de la Familia Real, no percibirán ninguna cantidad por ello como venían recibiendo de parte del rey de la partida de 7 mil millones de euros que el monarca recibe cada año de los Presupuestos Generales del Estado.

Sin embargo, seguramente a la que más le afectará la renuncia del rey es la infanta Cristina. Su marido, Iñaki Urdangarin, está imputado en el “caso Nóos” una trama de corrupción en la que se le acusa de los delitos de prevaricación, blanqueo de capitales, malversación, falsedad y dos de fraude fiscal por más de 20 millones de euros por haberse apropiado de fondos de organismos públicos y privados aprovechándose de su condición del yerno del rey. Delitos por los que se podría enfrentar a una pena de 17 años de cárcel. Y ella en los próximos días también podría ser imputada al colaborar con su marido.

El miércoles el juez instructor del caso, José Castro, aseguró que la abdicación del rey no afectará “en absoluto” al final de la instrucción de la causa que está a punto de producirse.

Pero lo cierto es que ahora se sentirá menos presionado al saber que si finalmente decide imputar a Cristina de Borbón, ya no estará imputando a la hija del rey sino a la hermana del rey. Y la repercusión que tendría sería mucho menor. Ya no pertenecerá a la Familia Real sino que será familia del rey.- (El Universal)