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México (14 de junio).- Desde el mismísimo y legendario beisbolista Hank Aaron, hasta el polémico dueño de Clippers de Los Ángeles, Donald Sterling, el deporte está lleno de figuras que han causado polémica y, a la postre, se han ganado el odio generalizado de deportistas y fanáticos por igual.
Ahora, una desafortunada actuación en el juego inaugural de la Copa del Mundo Brasil 2014 puso al árbitro japonés Yuichi Nishimura en dicha lista, a la par de figuras como el mariscal de campo Michael Vick y el ciclista Lance Armstrong.
Los motivos de estos odios son de lo más diversos, desde el simple hecho de ser “muy bueno” en lo que se hace, como en el caso de Aaron, quien recibió incluso amenazas de muerte cuando estaba a punto de romper del récord de jonrones de Babe Ruth, hasta los más garrafales errores en la historia del deporte.
Este último es el caso del pateador Scott Norwood, quien en 1991 protagonizó uno de los errores más catastróficos en la historia del deporte, que lo convertiría en una de las figuras más odiadas de la NFL, al grado que afectó incluso la vida de su familia.
Con ocho segundos por jugarse en el Súper Tazón XXV y con su equipo, Bills de Buffalo, perdiendo por 19-20, Norwood falló un intento de gol de campo de 47 yardas, que no sólo les costó la victoria, sino que marcó el inicio de una seguidilla de cuatro derrotas para su equipo en Super Tazón, en las ediciones XXV, XXVI, XXVII y XXVIII.
En este último rubro entraría Nishimura, quien se equivocó al decretar el tiro penal que marcó la voltereta de Brasil sobre Croacia, en juego que hasta ese momento iba empatado 1-1 y que la “verdeamarela” al final ganó por 3-1.
El error le ganó al silbante nipón el odio unánime de la afición y los medios croatas, de los cuales el diario “Jutarnji list” abrió su edición de este viernes con la palabra “Vergüenza” en su página principal, en tanto el “Vecernji list” rotuló en su portada: “Injusticia”.
Pero mientras Norwood y Nishimura son blancos injustificados del odio deportivo, hay otros, como el mariscal de campo Michael Vick o el aún dueño de Clippers de Los Angeles, Donald Sterling, cuyas dudosas acciones los convirtieron en blanco no sólo de la crítica, sino del desprecio de deportistas, medios y fanáticos.
En el caso del ahora pasador de Jets de Nueva York, en 2007 fue sentenciado a 23 meses de prisión por participar en la organización y apuestas de peleas clandestinas de perros, mientras Sterling se ganó una cuantiosa multa, el odio del mundo e incluso la posibilidad de perder a su equipo, por una serie de declaraciones racistas que fueron filtradas a la prensa por su presunta “novia”.
Incluso la vida personal de las figuras deportivas puede hacerlos blanco del desprecio de la fanaticada, como le ocurrió al golfista estadounidense Eldrick “Tiger” Woods, quien no sólo sufrió la separación de su esposa, sino el “divorcio” de los patrocinadores que le pagaban millones de dólares por respaldar sus productos, tras aceptar haberle sido infiel a su esposa.
Otro tanto ocurrió con el ciclista Lance Armstrong, quien se derrumbó desde su categoría de héroe siete veces campeón del Tour de Francia, prueba reina del ciclismo de ruta, al de villano tras sucesivas acusaciones de dopaje, en medio de las cuales se retiró en 2011 y por las que fue objeto de una investigación federal, que fue abandonada en 2012.
Lo mismo tuvo que sufrir el beisbolista estadounidense de origen dominicano Alex Rodríguez, quien el año pasado fue suspendido del béisbol de Grandes Ligas luego de una larga investigación en la que fue acusado y declarado culpable de usar sustancias prohibidas.
Y el futbol no se libra de este tipo de situaciones, pues además de Nishimura, el ahora entrenador del club inglés Chelsea, el portugués José Mourinho, es considerado uno de los personajes más odiados del deporte debido a sus polémicas declaraciones y a su ríspido estilo para dirigir a sus equipos, sobre todo en el vestidor.
No obstante, uno de los escándalos más siniestros fue el que protagonizó el entrenador en jefe de la Universidad Estatal de Pennsylvania (PennState), Joe Paterno, quien se vio involucrado en el escándalo de abuso sexual de menores de edad protagonizado por su subalterno, Jerry Sandusky.
Paterno, uno de los entrenadores más respetados en el deporte colegial, se vio obligado a renunciar en 2011 al cargo que había ocupado desde 1966, por presuntamente haber encubierto las acciones de Sandusky. El entrenador falleció en enero de 2012, aún envuelto en el escándalo.- (ElInformador)