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MEXICO, D.F., 7 de noviembre.- El pueblo mexicano, que estos días se ha movilizado reclamando a los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre en Iguala, ciudad del Sur de México, escuchó horrorizado hoy, de boca del Procurador General, la suerte que corrieron los adolescentes que estudiaban en una Normal.
La dolorosa verdad salió ayer a la luz en boca del Procurador General de México, Jesús Murillo Karam: "Sé el enorme dolor que produce en los familiares la información que hemos obtenido".
Durante la conferencia de prensa a la que asistieron medios nacionales e internacionales, el Fiscal General, Jesús Murillo Karam, confirmó la detención de Patricio Reyes El Pato, Jhonatan Osorio El Jona y Agustín García El Chereje, quienes dijeron haber asesinado a los jóvenes y quemado sus cuerpos.
"No tengo ninguna duda de que allí hubo un homicidio masivo, ¿qué tengo que hacer ante esa certeza? Identificarlos", señaló el titular de la Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) al presentar una reconstrucción de los hechos que incluyó un vídeo con imágenes del lugar donde fueron arrojados los cuerpos, expuso la agencia EFE a sus abonados.
Homicidio múltiple: "Los testimonios e informaciones que hemos recabado apuntan lamentablemente al homicidio de un amplio número de personas en el municipio de Cocula", dijo Murillo, pero no quiso confirmar que los restos óseos calcinados hallados en el Río San Juan, cercano a Cocula, son los de los estudiantes.
Con mapas, videos y testimonios de los tres detenidos, miembros del cártel de los Guerreros Unidos, ofreció detalles escabrosos sobre cómo murieron los estudiantes y cómo los asesinos intentaron destruir sus restos y las pruebas del crimen.
El 26 de septiembre, los estudiantes se dirigieron en dos autobuses desde su escuela en Ayotzinapa a la ciudad de Iguala. Allí, después de tomar dos autobuses más, fueron atacados y retenidos por la Policía Municipal, enviada por el Alcalde José Luis Abarca para interceptarlos porque creía que iban a interrumpir un discurso que ofrecía su esposa, dijeron las autoridades.
Luego fueron trasladados a la estación policial de Iguala y de allí a una loma entre Iguala y la vecina Cocula. Luego los policías los entregaron a miembros de Guerreros Unidos, que los subieron a un camión de carga y a otro vehículo menor y los llevaron al basurero municipal, situado en una quebrada.
Algunos, al menos 15, llegaron muertos asfixiados en el camión, según el testimonio de los detenidos. A los que aún estaban vivos, los pusieron en el suelo, les interrogaron para saber si pertenecían a alguna organización criminal rival y les dispararon. Después, los arrojaron a un barranco en el basurero y les prendieron fuego, la fogata fue vigilada durante 14 horas hasta que redujo a cenizas el último de los cuerpos.
Las llamas fueron alimentadas con gasolina, neumáticos y madera, se prolongaron desde la medianoche del 16, en que fueron detenidos, hasta entrada la tarde del día siguiente.
El ADN: "Los huesos están en tal proceso de calcinación que con tocarlos se convierten en polvo y eso hace muy difícil la extracción de ADN para terminar la identificación", explicó Murillo a EFE.
A los jóvenes se les seguirá considerando desaparecidos" hasta que no haya duda sobre los restos.
El fiscal Murillo Karam mostró cientos de fragmentos de huesos y de dientes calcinados, que fueron recuperados del río.
"Sé el enorme dolor que produce en los familiares la información que hemos obtenido, un dolor que compartimos todos", dijo Murillo Karam.
En el proceso han sido capturadas 74 personas que han presentado versiones que apuntan, lamentablemente al homicidio de un alto número de personas en Cocula. (Agencias)