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MEXICO, D.F., 19 de noviembre.- El tema de la mansión de Lomas de Chapultepec, que en "abonos" paga la Primera Dama de este país, no es un asunto de simpatías, eso debe quedar claro. Si Angélica Rivera tiene buena imagen o no, si cuenta con la aprobación de los mexicanos o no, pasa a un segundo término.
La Casa blanca es, como un hecho nunca antes visto, un tema bastante delicado para la Presidencia de la República que tiene que ser aclarado cuanto antes. Y hasta el momento no ha sido así.
Angélica Rivera.
A casi una semana de haberse ventilado esta información periodística del equipo de Carmen Aristegui, ayer por la noche, en horario estelar y a través de su empresa Televisa, Angélica Rivera tuvo una actuación protagónica, de esas que le han permitido cobrar más de 100 millones de pesos en contratos (como ella mismo lo explico).
Se requería una respuesta contundente -creíble- a un tema que le esta costando demasiado caro a Enrique Peña Nieto... y no hablo de los 7 millones de dólares en que está valuado el inmueble. Pero no fue así.
Fuera de la voz melosa, de las frases apegadas al guión preparado por la Presidencia, a La Gaviota se le olvidó aclarar el tema central del escándalo. Habló de su carrera, de su familia y de sus intereses.
El hecho de que la actual esposa de Peña Nieto haya sido actriz o astronauta, en nada interfiere con que como cualquier mexicano, pueda adquirir una vivienda de acuerdo a sus posibilidades económicas.
El problema (y grave) radica en que la empresa a quien le está "pagando" la casa La Gaviota es una de las que fueron proveedoras del Gobierno de Enrique Peña Nieto desde que él era Gobernador del Estado de México, que se vio favorecida con contratos multimillonarios, y hoy, ya en la Presidencia de la República, había ganado la licitación de una de las obras más importantes del país en tiempos modernos: el tren rápido México-Querétaro, único en su tipo.
Si la Presidencia de la República decidió revocar a la empresa ganadora de dicho concurso mercantil dos días antes de que saliera a la luz la información de La Casa blanca es, precisamente, porque ni ética, ni legalmente es bien vista una alianza Gobierno-Iniciativa Privada a esos niveles, ya que se puede presumir de pago de favores políticos. Así de simple. Tan lo sabían en Los Pinos y de ahí el revés a la empresa ganadora... ¿o qué otro argumento es válido en este caso para invalidar un concurso que ellos mismos organizaron? No existe.
En términos de Gobierno, La Casa blanca debe ser el problema más grave -ajeno a la violencia- al que se ha enfrentado el Presidente de la República. Y es que hechos violentos como los de Tlatlaya o Ayotzinapa tienen a otros "actores" primarios y secundarios, el Gobierno Federal puede descargar responsabilidad en ellos. No así en la mansión de La Gaviota, en el que la pareja presidencial es la protagonista. Al final del discurso vino lo mejor: "He decidido vender los derechos derivados del contrato"... Una vez más, una decisión que lejos de dar credibilidad, acrecienta las dudas.
Si mal no recuerdo, en el sexenio de Vicente Fox Quezada, hubo un caso similar que provocó que la oposición en ese entonces, encabezada por el PRI y el PRD, pusieran el "grito en el cielo": Las toallas de Martita. Y no estaban errados. El dispendio de recursos por accesorios de baño en un país tercermundista debe ser condenado y castigado.
Con ese mismo parámetro, la adquisición de una mansión de más de 7 millones de dólares a una empresa proveedora debería ser investigada inmediatamente para deslindar responsabilidades.
La Casa blanca en cualquier otro país habría provocado ya la renuncia del Presidente en turno. En México no será así, pero sí sienta un precedente en la historia. Acá la clase política se conformará con el mensaje de telenovela, con que esposa de Peña Nieto se deshaga de la evidencia y, por qué no, hasta recibir un premio por tan conmovedora estrategia... ¿Y nosotros le creeremos?, ¿ustedes qué opinan? (Jorge Pérez Arellano/El Siglo de Durango)