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MÉXICO, D.F., 4 de enero.- Vaya con el cretino de Luis Videgaray y el insulso de Enrique Peña Nieto. Hace un año, el vanagloriado en el extranjero secretario de Hacienda y vilipendiado en México, dijo con algarabía enmascarada:
“La buena noticia es que a partir del 2015 terminan los gasolinazos”.
Luis Videgaray, titular de la SHCP. (Miguel Dimayuga)
Videgaray daba esa declaración para aminorar el golpe económico que seguía al anuncio de que durante el 2014 habría un aumento mensual de 9 u 11 centavos por litro, según se tratara de Magna o Premium.
La buena nueva era que en el 2015 no habría más aumentos como no fuera el de la inflación, pero este 1 de enero, cuando los mexicanos aún no se reponían de la cruda económica que dejó el 2014, el benefactor del constructor de casas, carreteras y estacionamientos de aeropuertos, nos anunció que la burla se ponía sobre papel y se dejaría al libre albedrío del Ejecutivo Federal la decisión de aumentar, cuando lo considerara necesario, el precio de la gasolina.
“La política de precios máximos al público que se emita deberá prever ajustes de forma congruente con la inflación esperada de la economía y en caso de que los precios internacionales de estos combustibles experimenten alta volatilidad, el Ejecutivo Federal preverá mecanismos de ajuste que permitan revisar al alza los incrementos de los citados precios, de manera consistente con la evolución del mercado internacional”, se lee en el acuerdo publicado el 1 de enero del 2015, es decir, Peña y Videgaray tienen mano libre para robar nuestros ingresos.
¿Pues no que en el 2015 veríamos los grandes beneficios de la Reforma Energética, los cuales incluyen que será hasta el 2018, cuando la gasolina se libere y el mejor postor suba o baje el precio libremente?
De qué sirve un cambio a la Constitución si en México los dueños del poder “legal”, que no legítimo, cambian de parecer conforme a sus interés emitiendo decretos.
¿Quién le dijo a Videgaray y a Peña que el poder se ejerce por decreto, de manera centralista y pasando por la Constitución? Y peor aún, ¿quién les dijo a los mexicanos que ellos no son el poder “real” o que no son ellos los que deben reclamar, exigir y acabar con el abuso de un presidente pequeño, pero de grandes secuaces?
En el 2008 Felipe Calderón inicio con el antipopular incremento mensual de la gasolina para eliminar en forma gradual el subsidio que por entonces se estimaba en 260 mil millones de pesos. En el 2009 la crisis económica mundial llevó a congelar los precios ese año para reanudarlos en el 2010., seguir en el 2011, el 2012, continuar Peña con la misma política en el 2013 y prometer un alto en el 2015.
Ahora, ante la posible volatilidad de los precios internacionales de los combustibles, el Gobierno peñista dice que aumentará los precios (aunque el viernes se dio marcha atrás y que siempre no habrá más gasolinazos).
¿Dónde quedaron los compromisos firmados ante notario de este presidente marioneta? ¿Dónde queda “la gran noticia” del hacedor de ricos del secretario de Hacienda, y quien en enero del 2014 se burlaba en cadena nacional de los mexicanos?
Ahora no sólo decimos el primer aumento quedando el litro de Premium a 14.38 pesos; el de Magna 13.57 pesos, y el del diésel en 14.20 pesos sino que además estaremos rogando a San Judas, el santo que tan cumplidor salió a los mexicanos, que no haya “volatilidad” porque inflación ya nos certificaron que la habrá, y si no, para que aumentar “conforme a la inflación” antes de que se mida o se presente.
El Gobierno podrá decir que fue Ayotzinapa, la inseguridad o la muerte de Ninón Sevilla los que provocaran la inflación o que por culpa de ese ente espeluznante, llamado volatilidad, se aumentará la gasolina, la causa es lo de menos, exprimir y abusar del impávido mexicano es lo importante para el gobierno.
Ya basta ¿no? Si a usted Ayotzinapa con sus muertos y desaparecidos les viene importando un bledo, por lo menos en defensa propia, en defensa de sus bolsillo actúe, grite, reclame, indígnese, actúe.
La palabra de un cretino siempre terminara en el bote de la basura y la de un manipulador ahorcándolo tarde que temprano, pero la de un pueblo agachado llevará a más miseria y por supuesto a una muerte lenta. (Análisis/APRO)