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*México (18 de mayo).-
Un Pedro Almodóvar sereno y sonriente se adueñó durante el martes de todas las miradas en la alfombra roja del Festival de Cannes, donde es venerado como uno de los más grandes directores de la actualidad.
De la mano de la actriz Adriana Ugarte, quien se mostró muy cariñosa con el cineasta español, Almodóvar, de negro riguroso y con gafas de sol, ascendió por las escaleras que llevan al gran teatro Lumiere, la sala noble del Palacio de Festivales de Cannes.
Junto a ellos se encontraba parte del elenco de “Julieta”, que esta mañana en el pase para la prensa obtuvo el aplauso de la crítica.
Tanto Ugarte como la otra gran protagonista del filme, Emma Suáres, coincidieron eligiendo el blanco para desfilar por la alfombra roja.
En el primer caso, lució un elegante vestido con pedrería, mientras que Suárez optó por un conjunto de camisa y falda del mismo color. “No es tan difícil hablar de las mujeres. ¡Pertenecen a nuestra misma especie!”, bromeó Almodóvar al pie de la alfombra roja.
Más en serio, recordó la influencia de las mujeres en su niñez, y confesó sentirse nervioso. “Tanto como cuando vine por primera vez con ‘Todo sobre mi madre’ y con la misma curiosidad”.
Suárez no escondió su devoción por el director del que dijo que “tiene una forma muy profunda de mirar a las personas, no sólo a las mujeres. Habla desde el corazón”.
Mientras los altavoces hacían sonar la versión de “Volver” que Estrella Morente cantaba en la película del mismo nombre, otros actores de la película como Michelle Jenner (con vestido gris perla y negro con plumas), Inma Cuesta (de negro y blanco) y Daniel Grau, de esmóquin como manda la etiqueta, no paraban de saludar sonrientes.
El modisto Jean Paul Gaultier, que también hizo el selecto paseíllo, recordó su devoción por Almodóvar, con quien ha colaborado en tres filmes, y aseguró que se parecen en cómo tratan a las mujeres: “él las ama y las comprende, y yo también”.
Una larga ovación en pie precedió el comienzo de la proyección de “Julieta”, que aspira a convertirse en la primera Palma de Oro para Almodóvar.
Kristen polariza a la crítica
Kristen Stewart está presente por partida doble en el Festival de Cine de Cannes, ya sea ofreciendo un tour por las casas de los famosos de Hollywood en “Cafe Society” de Woody Allen o en el papel de una asistente de modas en el drama psicológico de Olivier Assayas “Personal Shopper”.
Aunque “Personal Shopper” fue recibida con abucheos durante la función de prensa en Cannes, Stewart ha recibido grandes elogios por ambas actuaciones. La picardía de estos papeles que existen solo fuera de los reflectores que siempre la iluminan en la vida real le sigue a su laureada interpretación de la asistente personal de una actriz en “Clouds of Sils Maria”, también de Assayas.
En la misteriosa “Personal Shopper”, su personaje compra ropa y joyas de diseñador para una estrella al tiempo que llora la muerte de su hermano mellizo, con quien cree que puede comunicarse espiritualmente. El martes, Stewart habló de la fama como una limitación que puede inmovilizarla.
“A veces me siento un poco como si me hubieran cortado las extremidades”, dijo la actriz a los reporteros. “Eso no quiere decir que sea una sensación mala, es simplemente surrealista”.
Para Stewart, Cannes ha sido un lugar valioso donde ha podido explorar avenidas nuevas y más atrevidas como actriz, y este año ha tenido una presencia mayor y ha sido mucho más fotografiada en el festival. Por momentos recibe esa notoriedad con beneplácito (como cuando bailó por la alfombra roja en la premiere de “American Honey” de Andrea Arnold), y por momentos busca evadirla.
“Personal Shopper” es un filme enigmático que generó diversas reacciones en la crítica. Los abucheos tienen una amplia tradición en Cannes, pero muchas cintas abucheadas han llegado a ser muy respetadas.
Stewart fue particularmente comunicativa sobre los retos del filme (”Nunca tuve idea de qué diablos estaba haciendo”, dijo) y cómo buscó ser la “versión más fuerte, presente y desnuda posible” de sí misma.