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*México (17 de mayo).-
El reciente asesinato en Honduras de la dirigente indígena y ecologista Berta Cáceres es un hecho demasiado familiar para Victoria Tauli Corpuz, la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
En todo el mundo, los indígenas son objeto de asesinato, violación y secuestro cuando sus tierras se encuentran en el camino de la deforestación, la minería y la construcción.
Según la organización Global Witness, casi una persona indígena por semana fue asesinada en 2015 debido a su activismo ecologista, o 40 por ciento del total de las 116 personas que murieron por este motivo.
“No debemos olvidar que la muerte de Berta se debe a su protesta contra la destrucción del territorio de su pueblo”, recordó Tauli Corpuz en entrevista.
Cáceres, que fue asesinada el 3 de marzo, sabía hace tiempo que su vida estaba en peligro.
Padeció la violencia y la intimidación como dirigente del pueblo lenca de Río Blanco que protestaba contra la construcción de la represa de Agua Zarca en sus tierras tradicionales.
Su activismo fue reconocido en el ámbito internacional, incluso por el Premio Ambiental Goldman de 2015, que se otorga a los defensores de la ecología en el mundo. Pero eso no alcanzó para protegerla.
Cáceres sabía que iba a morir, incluso había redactado su propio obituario, según Tauli Corpuz, que se reunió con la dirigente indígena durante una visita a Honduras en 2015.
Cuatro hombres fueron detenidos en relación con el crimen de Cáceres recientemente.