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México (25 de diciembre).-
El alcalde de Mérida, Mauricio Vila Dosal, informó que desde el jueves pasado la Dirección de Turismo y Promoción Económica instaló una réplica gigante de las sillas conocidas como “confidentes”, como una herramienta de promoción de la imagen turística de la ciudad en redes sociales, de uno de los sitios más emblemáticos del Centro Histórico.
Explicó que al igual que las letras de “Mérida” instaladas en la Plaza Grande, desde su publicación en el sitio de facebook “Ven a Mérida Blanca” a menos de 72 horas se han subido decenas de fotografías y comentarios de turistas que se suben a esta réplica gigante por medio de un escalón.
La titular de Turismo y Promoción Económica del Ayuntamiento, Carolina Cárdenas Sosa, explicó que la réplica, que mide 2.40 metros de altura por 2.70 metros de ancho y pesa aproximadamente unos 280 kg, fue tallada en unicel y montada en una estructura de herrería interior, recubierta de fibra de vidrio con un acabado tipo cemento y pintura de esmalte mate resistente a la intemperie. Está diseñada para aguantar hasta dos personas en cada silla. Su costo fue de $78,000.
Añadió que las bancas llamadas “tú y yo” son características de los parques del Centro Histórico de la ciudad de Mérida.
Los “confidentes”, indicó, fueron instalados por primera vez en 1915 en la Plaza de la Independencia o Plaza Grande y luego se fueron popularizando en otros puntos de la ciudad hasta que trascendieron fuera del municipio.
Cárdenas Sosa refirió que su diseño tuvo origen durante el Porfiriato, época en la que las familias acaudaladas por el auge henequenero del Estado, comenzaron a adoptar la arquitectura y el diseño francés en sus hogares, pues era el paradigma mundial del lujo y la elegancia.
Las butacas confidentes fueron ejemplo de esto y eran un tipo de mueble interior que estaba diseñado para tener conversaciones íntimas.
Los “confidentes”, relató, también forman parte de la tradición oral yucateca y entre varias leyendas se relata que hubo una vez un hombre que su hija había empezado a ser pretendida por un muchacho del pueblo. El padre, celoso, les pidió como condición, que sólo se vieran en una banca del parque.
Añadió que ellos accedieron pero luego se dio cuenta de que en las bancas tradicionales, podía existir mucha cercanía física, por lo que decidió mandar a hacer la “silla tú y yo”, que les permitiría hablar de cerca mirándose a los ojos, pero sin tocarse. -No se sabe a con exactitud quién fue su creador pero hoy se ha convertido en un icono romántico de los parques de nuestra ciudad ?concluyó.