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México (22 de diciembre).-
El alza del dólar y la inclinación del consumidor hacia el pavo fresco nacional provocaron que cayera la demanda de pavos congelados de importación en el mercado de San Juan, en la Ciudad de México.
Mientras que en 2015, en la pollería Molina, ubicada dentro del Mercado San Juan, se adquirieron 2 mil pavos congelados de importación, destinadas para las ventas de dicha temporada, este año sólo se adquirieron 800 piezas, refirió Rubén Durand, encargado del negocio.
Los guajolotes de importación provienen, principalmente, de Estados Unidos con marcas como Honey Suckle White y Jennie-O.
Debido a la caída del peso frente al dólar, a lo largo del año, las compras al exterior se vieron reducidas y se prefirió el producto nacional, explicó el encargado de dicho negocio que, así como otros del mismo mercado, surten a establecimientos de San Ángel, Jamaica, La Merced y La Lagunilla, entre otros.
Así que el precio al consumidor del kilo de pavo congelado ahumado y de importación subió 21 por ciento en este cierre de año, por lo que alcanzó un valor de 85 pesos, puntualizó Durand.
Y el natural congelado, también de origen estadounidense, se incrementó 15 por ciento, colocándose en un precio de 75 pesos el kilo, agregó.
Pedro Hernández, propietario de la Pollería San Juan, dentro del del mismo mercado, dijo que por la desventaja del peso ante el dólar, en ocasiones, los vendedores han colocado el pavo importado en precios debajo de su costo.
“Hay gente que prueba el fresco y le agrada más, y ya no quiere el congelado”, dijo Durand.
Por lo que esta situación beneficia la compra nacional, ya que los pavos frescos se compran a productores cercanos a la capital del País, es decir, de entidades como el Estados de México, Puebla o Querétaro.
Incluso en las fiestas anteriores el guajolote fresco y de origen nacional se terminó antes de lo previsto.
“El año pasado trajimos poco del fresco y ya era 22 de diciembre y ya no teníamos, nos ganó la venta y teníamos congelado y lo ofrecíamos, pero la gente decía que era americano, que no le gustaba, que no era el mismo sabor, la gente se quejaba mucho”, detalló Durand.
Por ello, para la actual temporada la pollería Molina adquirió casi el doble de piezas frescas nacionales, pues cuenta con un volumen de mil 500, concluyó Durand.
Hernández, destacó si bien es cierto que la venta de pavo fresco se ha incrementado en los mercados, el pavo congelado estadounidense sigue teniendo demanda para las fiestas u obsequios en empresas.