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Ser campeón de algo es quedar en primer lugar de ese algo. Puede ser motivo de regocijo. Hoy, lejos de alegrarnos, debemos avergonzarnos y preocuparnos —créanme, amables lectores, cuando digo preocuparnos porque las cosas en el ámbito que les voy a comentar están muy complicadas y dignas de tomarse en cuenta.
En las noticias de la cadena de televisión internacional CNN se comentó que nuestro país, México, es el país de Latinoamérica con mayor decremento económico este año —2009— y por bastante.
Hace algunos meses se nos pronosticaba que nos iba a dar "sólo un catarrito" porque nuestra economía estaba blindada. Lo peor es que nos lo creímos. Hasta hoy no se han tomado decisiones que permitan corregir el rumbo.
Personas amarillistas como yo, desde el año pasado comentábamos el huracán económico que se avecinaba. Dimos algunas alternativas que permitirían disminuir los estragos de la crisis. Una sugerencia fue la aplicación del Modelo Chatré.
Lo más preocupante no es la situación actual per se sino por qué estamos como estamos y qué nos puede pasar si no tomamos en conjunto como sociedad la responsabilidad que nos corresponde.
El decremento económico que estamos viviendo no es consecuencia únicamente de la crisis mundial. También es consecuencia de que durante los últimos 40 años hemos vivido un país de ficción con crisis económicas recurrentes y sexenales y aunque se nos puede argumentar que durante los últimos 9 años ha habido estabilidad macroeconómica, lo cierto es que el crecimiento económico que hemos tenido en este periodo ha sido muy inferior al que han tenido la mayoría de países en desarrollo —esto es sin considerar China y la India que son casos excepcionales.
La situación ha implicado que la generación de empleos que requiere nuestro país no se ha dado y por mucho. Esto explica en buena parte el desmesurado crecimiento de la economía informal, un signo inequívoco de subdesarrollo.
Las graves situaciones del problema de seguridad, de impunidad, de falta de competitividad, de nuestro pésimo desempeño educativo, el problema de baja captación fiscal y sus futuras consecuencias inmediatas, el deterioro político y de nuestras instituciones, la corrupción etc, etc. que estamos viviendo ahorita, no son achacables al actual gobierno solamente sino que son consecuencia de la forma en que hemos actuado durante los últimos 40 años, forma que cada día provoca mayor deterioro.
Uno se preguntara ¿y por qué nos ha pasado lo que nos está pasando? La respuesta es muy sencilla: nuestro sistema de organización política social y legal no sólo lo ha permitido sino lo ha fomentado y cuando en el año 2000 la mayoría votó para que ese sistema pernicioso se enterrase, Fox, que prometió realizar los cambios estructurales necesarios, simplemente se la quitó con el argumento que "la Cámara de Diputados" no se lo permitió.
Cuando estuvo en campaña Fox no dijo que los cambios prometidos se iban a realizar si el congreso se lo permitiría sino que tenía los tamaños, la creatividad y la audacia para poder gobernar este país.
Y no quiero echarle la culpa a Fox por todos los males que padecemos ya que él heredó vicios altamente nocivos por la larguísima estadía del PRI en el gobierno. Lo que sí es un hecho es que, por no haberse corregido, hoy estamos en una situación verdaderamente delicada en prácticamente todos los ámbitos de nuestro entorno: político, económico, social, etc.
No quiero parecer un "ave de mal agüero". Lo que deseo es que como sociedad despertemos y empecemos a actuar en forma ordenada y sistemática. Así podremos ir realizando la "reingeniería" que requiere nuestro país.
Uno pensará que cada uno en forma individual no podrá hacer mucho y eso es cierto. Pero si nos organizamos, podemos lograr cosas que parecerían inimaginables. Lo que necesitamos es adoptar la convicción y voluntad de actuar.
Hay muchos casos de éxito en México que nos han demostrado que cuando existe la convicción y voluntad y una adecuada dirección se han logrado cosas que se pensarían inalcanzables. Lo primero que tenemos que hacer es organizarnos para comunicarnos y de esta forma poder ejercer la presión que requieren nuestras autoridades para que actúen como nosotros, como sociedad, queremos y necesitamos.
Mi propuesta es que cada lector que esté de acuerdo en participar activamente en los cambios que requiera nuestro país pase a esta página: http://a7.com.mx/accion_mexico y llene el formulario para comenzar una verdadera cadena de acero humano que actúe en pro del crecimiento racional de la economía mexicana.
En la pasada elección hubo un porcentaje alto de votos anulados. Estoy seguro de que están hartos de nuestro sistema político y desean cambios reales. Tenemos que aprovechar esa sinergia que se creó para lograr que el sistema político actúe como necesitamos y queremos como sociedad.
La gente joven —menos de 30 años— es probable que no entienda en su magnitud lo que estoy comentando —los sucesos de los últimos 40 años— pero, a ellos les digo, créanme que sin su ayuda este país cada día se va a deteriorarse más. Los invito a participar, formando esta cadena de acero humano. Manuel Mier y Terán Fortuny.