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México, 27 de febrero.- Luego de haber sido detenido, y mientras era trasladado al penal del Altiplano, en el Estado de México, Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue interrogado una vez que estuvo a bordo del avión.
De acuerdo con la columna ‘El Chapo’ habló en el avión de Carlos Loret de Mola en El Universal, la Operación Gárgola, concluyó cinco días después de lo planeado, debido a que “El Chapo” huyó a través de un sistema de túneles para salir de Culiacán al amanecer del 17 de febrero.
Eran casi las 3:00 p.m. del sábado cuando el capo abordó el helicóptero Black Hawk de la Policía Federal que lo llevaría al penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Lo primero que le preguntaron sus captores de la Agencia de Investigación Criminal, a la que muchos llaman “la nueva PGR” fue ¿Por qué cuando te nos escapaste de Culiacán no te fuiste pa’la sierra? ¿Por qué te quedaste en Mazatlán donde sabías que era más fácil para nosotros rastrearte?
“Ya me iba a ir pa’l monte, pero no había visto a mis niñas”, dijo “El Chapo”.
Una contestación que no pudo haber estado más cerca de la realidad, pues el criminal fue atrapado con sus hijitas gemelas en la habitación. Las más pequeñas de sus 16 hijos son producto del matrimonio con Emma Coronel, quien también estaba el día de su arresto.
Sus custodios durante el vuelo lo describieron como tranquilo, carismático, “francote”, de marcado acento sinaloense y agregaron que fruncía su rostro para enfatizar sus ademanes con los brazos casi pegados al cuerpo. La Policía sostuvo que el narco no gritó ni dijo groserías durante su arresto y que lo único que hacía cuando algo le incomodaba era “mover sus hombros como remos”.
“El Chapo” también confesó que estuvo alrededor de una hora con Rafael “Caro” Quintero cuando salió de la cárcel. Ambos se juntaron a comer. Mientras le explicó a los funcionarios de la Marina que “Caro” no tiene interés de regresar al narcotráfico y que está “enfermo y viejo”.
Le preguntaron dónde se escondía en la sierra y evadió la pregunta con un poco de sarcasmo, ¿El Chapo?, cuestionó. Pero de lo que sí habló fue de sus aliados y rivales.
De Servando Gómez “La Tuta” y Los Caballeros Templarios dijo que eran unos “rateros mugrosos”. Al tiempo que puso distancia entre él y ellos, “Yo soy un narcotraficante. Yo no secuestro ni robo ni extorsiono ni nada de eso”.
Mientras de su compadre Ismael “El Mayo” Zambada estaba en el monte y que su otro socio, Juan José Esparragoza “El Azul”, seguramente andaba por Guadalajara. Sobre Los Zetas, relató que Heriberto Lazcano “El Lazca”, “era mi enemigo, pero era un caballero”; aunque habló con desprecio de Miguel Treviño, “el Z-40”.
Por otro lado, relató que los Beltrán Leyva, que eran sus operadores, lo quisieron matar cuando se fugó del penal de Puente Grande en 2001.
Contó que mandó asesinar a Ramón Arellano, pero no al cardenal Posadas. Según explicó todo se debió a una confusión, “yo pensé que los Arellano venían en el Grand Marquis, eso me dijeron mis escoltas”.
De las supuestas declaraciones que Guzmán dio durante su traslado, la que resulta más certera es en la que acepta que ordenó un gran número de asesinatos, “Maté a dos mil o tres mil”, contestó sin tapujos.- (Reforma)