335 palabras
MEXICO, D.F., 7 de abril.- El Instituto Nacional Electoral (INE) heredó del extinto IFE la tarea de redefinir las fronteras de los 300 distritos electorales del país, pero lo hará hasta después de los comicios federales del 2015.
El año pasado, la resistencia de los partidos políticos echó por la borda un plan al respecto, para lo cual se presupuestó un gasto de 40 millones de pesos. El objetivo es que los distritos cuenten con un número similar de habitantes.
La distritación vigente se hizo en el 2005 con datos poblacionales del censo del 2000. Debido a los cambios demográficos que han ocurrido desde entonces (nacimientos, muertes, migración), actualmente existen distritos considerablemente más poblados que otros.
En México, a diferencia de países como Estados Unidos, la distritación es hecha por un órgano autónomo, en este caso es el INE, que deberá seguir un procedimiento técnico riguroso y en el que los partidos puedan emitir opiniones y críticas. A los institutos políticos les inquieta que la redistritación pueda afectarlos negativamente.
Por ejemplo, la base de votantes que les permitió ganar un distrito podría dividirse. Así, si tenían 45 por ciento de los votos en el viejo distrito, con la nueva distritación esa base podría quedar distribuida 20 por ciento en un distrito y 25 por ciento en otro.
Uno de los datos interesantes del análisis que presenta El Universal y Buendía y Laredo es que el Proyecto de Redistritación 2013 no hubiera producido cambios importantes a nivel nacional pero sí a nivel regional.
Algunos ejemplos, ilustrados por el mapa, son Aguascalientes para el PAN, el D.F. para el PRD y Guanajuato para el PRI. (El Universal-NorteDigital)