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México (30 de abril).- Aumenta bullying cibernético 100% cada año en empresas mexicanas al no existir políticas ni control sobre el empleo de redes sociales y nueva tecnología de la información, aseguran Mauricio Flores Pérez y Pedro Pablo López Pérez, catedráticos del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).
De acuerdo a Flores Pérez, cuando existe este acoso en los centros de trabajo la productividad se pierde 30% en promedio, “además de afectar clima laboral y perjudicar la imagen empresarial”.
Según el experto, este crimen antisocial se da en empresas de todo tipo y sector económico, aunque considera que existe un mayor número de casos documentados en la iniciativa privada respecto al sector gubernamental.
López Pérez, por otra parte, asegura que todos podemos ser víctimas del bullying que generalmente inicia con un victimario al que se suman paulatinamente más acosadores, entre los que se suman incluso no sólo quienes propagan, aplauden o ríen de las “ocurrencias” del acosador, sino quienes solapan o pasan por alto esta conducta.
“Se agrupan victimarios activos y observadores para desvalorizar a alguien”, coinciden los catedráticos.
Textos e imágenes que tratan de caricaturizar, burlarse e incluso extorsionar, las emplean victimarios que pueden ser de cualquier edad, sexo y condición social, pero cuya característica común es presentar una personalidad antisocial con alto resentimiento, coraje, recelo, envidia e incluso celos.
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Respecto a las víctimas, López Pérez comenta que el perfil tradicional de la víctima es baja autoestima, poca comunicación y el ser relegado, pero de manera cotidiana encontramos que cualquiera puede ser blanco de burlas y humillación sólo por ser delgado o gordo, hombre o mujer, inteligente o tonto, joven o viejo, feo o bello…el perfil es variable.
Sin embargo “existe mayor predisposición a que las víctimas tengan alguna característica de vulnerabilidad, en el caso del bullying cibernético en los centros de trabajo, los especialistas del CESCIJUC detectan que la mayoría de acosos los perpetran quienes tienen un mayor nivel jerárquico sobre sus subalternos.
Flores Pérez comenta que algunas prácticas como presentar los resultados de productividad, no sólo exhibe a los mejores, sino a los que menor desempeño presentan y, por tanto, son blanco perfecto de burlas y desprestigio.
El bullying cibernético afecta de diferentes grados a la víctima y a la organización donde se perpetra este delito, pero también puede escalar de conducta antisocial a delito penal “cuando se emplea la discriminación o extorsión, pero también cuando la víctima en un papel de total indefensión se suicida o, en algunos casos, arremete contra la vida de sus acosadores”, refiere Flores.
López Pérez, por su parte, advierte que la productividad laboral desciende con el empleo de dispositivos móviles, mismos que son las herramientas perfectas para acosar si no se encuentra regulado su uso en los centros de trabajo.
En general, el protocolizar el uso de comunicaciones en los centros de trabajo y establecer políticas claras en los manuales corporativos, como controlar uso de Internet, redes sociales e información que se comparte con los dispositivos móviles, “reducirá significativamente el número de bullying cibernético en el trabajo”, dice Flores Pérez quien además recomienda que existan controles de confianza, análisis psicométricos y análisis de la información que se comparte por células de trabajo.
López Pérez, por su parte, recomienda la capacitación continua, incentivar y valorar a los colaboradores pero ambos especialistas mencionan que ante un caso de bullying cibernético siempre se debe denunciar ante ministerio público y guardar las evidencias.
“Se trata de una denuncia de hechos, no penal, aunque si puede derivar en ésta si se encuentran indicios de extorsión, por ejemplo”, finalizaron los catedráticos.- (Terra)