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México (24 de octubre).- En ningún lugar del Corán o de la Biblia se promueve la tortura de la gente, zanjó el periodista iraní Mazier Bahari cuando un joven del público le consultó dónde podría conseguir información sobre el Islam que ofreciera un contrapeso a lo que medios occidentales difunden de éste.
“Estamos hablando de torturar gente en prisión, de acoso a personas y a familias. Cualquier religión o ideología castiga esto. Ninguna dice que llegarás al paraíso si torturas: es su interpretación de la religión lo que está mal”, advirtió esta noche en la Biblioteca Vasconcelos, donde recordó su traumática estancia de 118 días en una prisión iraní, acusado de cargos fabricados, por ejemplo espionaje. Lo castigaban en realidad por su cobertura de las elecciones de 2009, que señalaban como perdedor al favorito del régimen.
Países como Irán, Siria, Arabia Saudita o Egipto pueden usar sus prejuicios contra occidente para reprimir a la población, previno durante una charla previa a la exhibición de la película “Rosewater”, basada en su libro “Then they came for me (y entonces vinieron por mí), en el marco del Hay Festival.
“Es importante proyectar aquí la película donde participa un mexicano; Gael (García Bernal) entendía la situación, tiene una conciencia de los problemas, promueve un festival de documentales, además no es un actor de Hollywood estereotipado. Y es buen bailarín, eso es importante”.
La película, dijo, aborda hechos de la realidad aunque no es calca de ésta, primero porque la duración de 100 minutos obliga a comprimir —es el caso de los personajes—o por cuestiones dramáticas, pero es una historia apegada al libro, donde la tortura psicológica se impone a la física.
“Lo que vemos en la película sucede también en Turquía, Egipto, China, Rusia, en lugares donde el gobierno intenta silenciar a los periodistas. En México el gobierno se calla, y los cárteles callan a los periodistas”, aseveró.
Pero las dificultades en su ejercicio, aclaró, no merman su pasión por el periodismo.
“Ser periodista está en tu sangre. Cuando empiezas te dicen que es un boleto hacia ningún lugar, que es difícil, no está bien pagado, es incluso peligroso. Pero se imponen la curiosidad, la pasión: si fuera dentista sería una tortura para mí, no podría hacerlo”.- (Agencias)