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Nueva York (25 de octubre).- En la campaña electoral estadounidense de 2016 hay una idea que está ganando popularidad: imponer más impuestos a los ricos. Sin embargo, un nuevo estudio advierte que la medida no servirá para combatir la desigualdad en el país.
Expertos del Brookings Institute analizaron qué pasaría con la brecha entre ricos y pobres si Estados Unidos elevara la tasa del impuesto sobre la renta a los que más ganan, aumentándola del 39.6% actual al 50%.
Y concluyeron que tendría un “efecto mínimo” en la desigualdad total de los ingresos. La Unión Americana e Israel presentan las tasas de desigualdad más altas en el mundo desarrollado.
“Que un aumento tan considerable en la tasa impositiva máxima se traduzca en una reducción sorprendentemente limitada en la desigualdad total de ingresos habla de las limitaciones de este enfoque particular para abordar el desafío más amplio”, escribieron los economistas William Gale, Melissa Kearney y Peter Orszag.
Orszag se desempeñó como director de presupuesto del presidente Obama al comienzo de su primer mandato y ahora es un ejecutivo de Citigroup.
La desigualdad va mucho más allá del salario
Los investigadores también examinaron qué pasaría si todo el dinero adicional recaudado con la subida de impuestos a los ricos se distribuyera entre los estadounidenses más pobres. Las familias de bajos ingresos recibirían cerca de 2,650 dólares al año, según sus estimaciones.
Ese tipo de redistribución reduciría la desigualdad un poco más, pero el país seguiría siendo mucho más desigual de lo que era en la década de 1970.
Una gran parte del problema es que los estadounidenses más ricos ya han acumulado muchísima riqueza. Sus ingresos anuales - que serían sujetos a los impuestos más altos - son sólo una pequeña parte de sus imperios.
Los investigadores del Brookings tienen claro que el aumento de los impuestos a los más ricos aún podría ser una buena idea. Puede ser útil para ayudar a pagar por los programas gubernamentales o asistir a los pobres, pero es importante entender que no servirá para disminuir la desigualdad.
Algunos multimillonarios están dispuestos a pagar más en impuestos Muchos de los estadounidenses más acaudalados, incluyendo los multimillonarios Warren Buffett y Jamie Dimon, han dicho que estarían dispuestos a pagar más impuestos. Buffett ha señalado en repetidas ocasiones que su tasa impositiva total es inferior a la que paga su secretaria.
En el pasado, la tasa impositiva máxima sobre la renta de los más ricos llegó a ser de 91%. A mediados de la década de 1980 era del 50%. La tasa máxima actual es la misma vigente durante la administración del presidente Bill Clinton.
Los candidatos a la presidencia quieren que algunos paguen más Bernie Sanders ha propuesto un “impuesto multimillonario adicional” del 10% que solamente impactaría a los 530 multimillonarios del país. También quiere aumentar el impuesto sobre sucesiones (lo que la gente paga cuando hereda tierras o dinero a sus hijos) del 40% a una tasa máxima del 55%.
Donald Trump, Jeb Bush y Hillary Clinton han propuesto la eliminación de la laguna del “carried interest” o participación en los beneficios, que permite que muchos administradores de fondos hedge graven sus ingresos de inversión a una tasa impositiva más baja (20% en lugar de 39.6%).
Clinton todavía no ha publicado un plan fiscal completo, pero ella no quiere aumentar el impuesto sobre las ganancias de capital que pagan los inversionistas cuando venden una inversión rentable.
Thomas Piketty, el autor del libro El capital en el siglo XXI que reavivó el debate sobre la desigualdad de ingresos en Estados Unidos, es un gran defensor de aumentar el impuesto a la herencia. El economista piensa que gran parte de la riqueza aún se pasa de una generación a la siguiente.-(Agencias)