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La actriz Tatum O’Neal no se llevaba bien con sus padres. No llevarse bien con nuestros padres no es raro, pero ella realmente no se llevaba con ellos.
La niña de papá.
En su primera autobiografía, A Paper Life, describió los horrores de su niñez: una madre alcohólica incapaz de cuidar a sus hijos. Su padre, Ryan O’Neal, rescató a Tatum y a su hermano Griffin, y siguieron años mágicos para ella. Su actuación en Paper Moon a los nueve años le valió ser la persona más joven en ganar el Oscar y, lo más importante, un sentido de pertenencia, de ser la niña de papá.
La llegada de Farra Fawcett a la vida de Ryan fue una desgracia para Tatum.
Pero había un precio que pagar, al poder jugar con los juguetes de los adultos, alcohol y drogas. Luego, al cumplir quince años, Ryan se enamoró de Farrah Fawcett y se fue, dejando solos a Tatum y Griffin.
El resultado fue una interrupción de veinte años en la relación con su padre. Por un tiempo su vida pareció estabilizarse, cuando se casó con el tenista John McEnroe, con quien procreó a Kevin, Sean y Emily. Pero después vinieron el divorcio y años de abuso del alcohol y drogas.
La publicación de Vida de papel se suponía ser símbolo del final de una vida y el comienzo de otra. No fue así. En 2008 la arrestaron por comprar crack. Ese tocar fondo la hizo centrarse y enfrentar su mayor problema sin resolver, la relación con su padre.
El intento no tuvo un buen punto de partida. Quién sabe por qué, Tatum pensó que el funeral de Farrah Fawcett era la oportunidad perfecta para reanudar relaciones con su papá. Previo permiso de Ryan, asistió al funeral.
Al llegar y acercarse, él la abrazó y le dijo: ‘Hey, baby, ¿quieres un trago? ¿nos vamos?
Presentación de su segundo libro autobiográfico.
‘¿Es posible que mi propio padre no me reconozca?', pensó. Hay que reconocer que Tatum tomó bastante bien que su padre la cortejara en el funeral de su madrastra. ‘Circunstancias aparte, me dio gusto verlo'.
A Tatum se le ocurrió una idea, inusual: hacer un reality sobre el proceso y vendérselo a Oprah Winfrey.
Ryan tuvo algunas reservas, para finalmente aceptar.
Aunque no logró el tipo de relación que imaginaba, Tatum consideró terapéutico el proceso. ‘Ryan no puede cambiar el pasado, pero en un show televisivo tuvo oportunidad de darnos el presente y el futuro, que es el mejor regalo que un padre puede dar a su hija.’
Todo suena exasperantemente hollywoodense; lo es. Por excéntrico que sea, el hecho de que Tatum tenga la fuerza de componer su vida, es digno de celebrarse mientras guardamos duelo por el final de Amy Winehouse.