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Decenas de miles de personas se congregaron el viernes en la plaza Tahrir de El Cairo en una protesta que se convirtió en una demostración de fuerza de los musulmanes salafi (ultraconservadores) y otros islamistas, cada vez más enfrentados con los activistas liberales.
Decenas de miles de egipcios se manifiestan en la plaza Tahrir de El Cairo en el último viernes previo al Ramadán, el mes santo musulmán, para exigir el fin de los juicios militares a civiles y una aceleración del proceso de transición que incluye los juicios rápidos a los culpables de la represión durante las revueltas de enero.
En una de las manifestaciones más numerosas en la plaza desde el levantamiento popular que derrocó al presidente Hosni Mubarak en febrero, los salafis exigieron la aplicación de la ley islámica estricta, provocando acusaciones de que violaron un acuerdo para mantener la manifestación libre de cuestiones conflictivas.
La decisión de la Hermandad Musulmana, la fuerza política egipcia más organizada, y otros grupos islamistas de participar en la demostración engrosó significativamente la concurrencia. Esos grupos se habían mantenido al margen de manifestaciones recientes que buscaban presionar al consejo militar que asumió el poder tras la caída de Mubarak.
Pero la participación islamista también puso de manifiesto la brecha creciente entre ellos y los activistas liberales. Algunos de los primeros llevaron a sus miembros a la plaza con el fin de expresar su oposición a las normas establecidas para redactar una nueva Constitución tras las elecciones parlamentarias de este año.
Grupos de salafis ultraconservadores insistieron en los temas islamistas. En vez de lemas como "El pueblo quiere derrocar el régimen", popularizados durante el levantamiento, decían "El pueblo quiere aplicar la sharia" (la ley islámica basada en el Corán).