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Nada fácil se antoja la tarea para César Nava al frente del Partido de Acción Nacional. Deberá presidir un organismo dividido y con visibles muestras de desánimo, fruto del descalabro electoral reciente.
Deberá convencer a sus opositores, abiertos o disimulados, que no será un presidente sumiso y supeditado a la voluntad y deseos del titular del poder ejecutivo federal. Deberá ser capaz de demostrar capacidad para acompañar al ejecutivo, pero no subordinación. En suma, debe ser capaz de demostrar que no es el hombre del presidente, que no fue este último quien lo puso ahí y que no es a él al que le debe el cargo.
Deberá exhibir capacidad de interlocución. Demostrar que es capaz de sumar y de multiplicar y olvidarse de restar o dividir. Debe ser capaz de sentarse con sus opositores en la mesa de diálogo y enseñar dotes de negociador para alcanzar acuerdos vitales para los intereses de Acción Nacional.
Deberá ser capaz de motivar la participación de una militancia desanimada por los reveses experimentados recientemente. Deberá levantar una moral alicaída en el blanquiazul y despertar el ánimo de competencia, evitando la tentación de incurrir en la confrontación inútil, en la polémica estéril.
Deberá retornar a la práctica de los valores en la conducta institucional para recobrar la confianza ciudadana. Deberá recobrar la antigua mística para posibilitar la identificación con la ciudadanía y para que ésta vuelva a vislumbrar a Acción Nacional como alternativa electoral viable y como opción posible de gobierno, toda vez que la fortaleza fundamental del blanquiazul es el apoyo ciudadano. La fuerza fundamental de Acción Nacional son sus simpatizantes, su mayor activo es el sustento ciudadano y no su voto duro, a diferencia de otros institutos partidistas presentes y actuantes en el contexto político nacional.
Deberá desterrar la tentación del autoritarismo, de la imposición de candidaturas con ribetes centralistas. Está demostrado en la práctica que las decisiones tomadas desde el escritorio, con desconocimiento absoluto de las circunstancias peculiares a cada localidad, dan los peores resultados.
Deberá encontrar y poner en aplicación nuevos métodos para determinar las candidaturas, mas allá de la convención de delegados que a últimas fechas, arroja únicamente divisiones y rencores intestinos; habrá de implementar mecanismos que permitan superar rápidamente resultados desfavorables en la competencia interna. Deberá apresurar e incrementar la participación ciudadana en la vida partidista, superando el arcaico e inoperante cliché de que "es sumamente difícil pertenecer a Acción Nacional y no a cualquiera se admite" y en contrario sensu, sin demérito de lo anterior, hacer énfasis en la preparación y formación ideológica de la militancia, para garantizar que el partido permanezca a salvo de oportunistas ansiosos de utilizar al blanquiazul para satisfacer oscuros intereses.
Mas allá de todo esto, deberá ser capaz de trascender los resultados y no pretender lograr el triunfo a toda costa, habida cuenta de la certeza que el panismo y ser panista plantea una brega de eternidad.
Bienvenido pues, César Nava al afán de hacer de México, la patria ordenada y generosa con que soñamos todos los ciudadanos bien nacidos.
Deberá César Nava recordar al pueblo que, votan por Acción Nacional los hombres y mujeres libres, los que no se dejan atrapar por codicias e intereses.
Le deseamos mucho éxito en su gestión, para bien de todos los mexicanos.
¡Vota por el PAN porque eres libre!
Luis Silverio Suárez Ancona