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Somos un país estancado. Hemos dejado de crecer económicamente y eso significa que conforme más mexicanos comiencen a demandar empleo, no habrá ningún lugar en donde colocarlos.
Esto provocará que más mexicanos traten de resolver su situación económica haciendo ellos mismos su "changarro" para auto emplearse. Laudable. En lugar de convertirse en problemas sociales, se convierten en parte de la solución.
Aún esos esfuerzos, muy valiosos, no serán suficientes si la economía macro continúa estancada.
Y un país en el estado en que se encuentra México no es territorio atractivo para la creación de nuevas empresas. Tenemos una ley fiscal que se cuelga de una minoría —la eterna minoría que no significa políticamente nada para los políticos— a la cual se recurre para solicitar apoyo en cada campaña, y la última en importancia para dejar "contentos" a sus miembros.
Tenemos una ley laboral fatal. La empresa está en manos de la buena voluntad de los trabajadores. Aunque se sabe a ciencia cierta que el buen trabajador es en sí mismo la mejor defensa que puede tener, insistimos en mantener como intocable una ley laboral con obligaciones para la empresa imposibles de cumplir sin existir constantemente el filo de la quiebra.
Y esa ley laboral no sólo afecta a las empresas. El municipio de Hoctún está a punto de quebrar, sin importar el perjuicio social que se diseminará. Esa ley, en este caso, es el gobierno de municipio que contribuirá a que colapse totalmente.
El petróleo en México ha sido el sostén de 40% del ingreso del fisco, pero no por los impuestos que algunas "empresas petroleras" le pagan al gobierno —que sería lo salusable— sino por lo que el gobierno "cosecha" del ordeñamiento cotidiano de la gigantesca empresa Pémex, cuyos beneficios, como era de esperarse, al no reinvertirse, se han esfumado —han sido consumidos por todos los mexicanos. ¿Cómo se podrá modernizar como empresa? ¿De dónde saldrán los recursos?
Las leyes fiscales no sólo se cuelgan de una minoría, sino que están basadas en principios que se han plasmado en reglamentos producto de negociaciones en las que se "simuló" que se dejarían justas y equilibradas. Y sabemos todos que eso no es así. Una empresa en México, antes de tener el primer centavo de utilidad real ya le ha transferido al fisco grandes cantidades de dinero que tuvo que retirar de su capital. Así las empresas en México no usan el capital para producir, sino para cumplir con los pagos fiscales.
Se sabe que el mexicano sufre de una vergonzosa cultura basada en el "no pago impuestos". Sabiendo que ésta es la realidad, ¿por qué se insiste en hacer complejos los mecanismos para calcular el pago final? Sólo se agrega un pretexto más para hacer más difícil la posibilidad de cumplir.
Se han hecho propuestas basadas en la realidad de años fiscales buenos. Una propuesta ha sido la del pago de un porcentaje fijo sobre la facturación y no sobre las utilidades. El ISR que pagan las empresas está basado en leyes y reglamentos llenos de concesiones especiales o situaciones de "incentivos fiscales" que han contribuido a hacer aún más difícil el llegar a la cifra de la obligación fiscal final.
El día de hoy, el sistema tributario nacional ha logrado el cruce perfecto entre los proveedores y los clientes de los negocios. Ya, por ley, el fisco mexicano tiene un informe "amarrado" de cuánto IVA han pagado las empresas y a quiénes —otras empresas o personas físicas— se lo han transferido. El IVA es parte de la factura y la factura es el instrumento que ampara cualquier enajenación entre las empresas. El gravamiento automático de una tasa fija sobres las facturas —se ha propuesto algo que oscila alrededor de 3%— significaría para México un ahorro en esfuerzo social de miles de millones que podrían regresar a la bolsa de capital para generar empresas sanas capaces de generar más empleo.
Hay empresas mexicanas de gran envergadura que pagan menos de 1% sobre su facturación, calculando el impuesto sobre las utilidades gravables. Sí, gravables, pero con todo un esfuerzo por detrás para ver la manera de pagar lo menos posible. Este juego dejaría de tener de razón en una situación de pago sobre la facturación.
Y esto nos trae al bucle, al punto de unión: un empleo en el que el buen empleado sea el mejor guardián de sí mismo, en vez de una ley que favorece el comportamiento chantajista del empleado mediocre o de plano, malo e irresponsable.
México, como nación, necesita que sus habitantes, que sus ciudadanos, sean conscientes de sus contribuciones al presupuesto nacional. El rechazo legislativo a la generalización del IVA sobre todos los productos fue sólo una actitud demagógica, característica de todas aquellas formas que se traducen en tratar al mexicano como un menor de edad crónico.
El mexicano no podrá "crecer" de esa minoría de edad crónica que sufre sino hasta que sepa que tiene que colaborar aún más de lo que ya lo hace el día de hoy a través del IVA que paga en cada compra que sí lo comprende. Porque todos los pagos deberían contener una porción de IVA, porque todos los pagos son por un valor que se le agrega a aquello por lo que uno paga y el otro cobra.
La oposición sistemática a la generalización del IVA a todo lo que se compre o venda ha sido, además, acompañada de una actitud paternalista y electorera de parte del gobierno, de esconder el IVA en las notas de las personas que no cuentan con un RFC o en compras que no se harán deducibles. ¡Malo, muy malo! En toda compra, el mexicano debe poder ver cuánto está enviando a su gobierno de su bolsillo. Esto lo hará más consciente de su condición de aportante, en vez de creer que puede continuar siendo eternamente un menor de edad, que extenderá en cada periodo electoral la mano para solicitar alguna dádiva a cambio de su voto.
Es necesario, no sólo crear condiciones propicias para el florecimiento de los negocios —los únicos que crean verdaderos empleos— sino además crear en el mexicano una verdadera consciencia de contribuyente: borrarle de su mente la idea de que un proceso electoral, por ejemplo, es la época de dádivas fáciles. Los que aún lo siguen haciendo, francamente, ¿pueden tener otro nombre que los describa mejor que traidores de la historia?