1278 palabras
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de marzo.- Francisco ofició en la cárcel romana de menores de Casal del Marmo la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual lavó los pies a doce jóvenes allí recluidos, entre ellos dos muchachas, una católica y otra musulmana, imitando lo hecho por Jesús con los doce apóstoles.
"Esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago. Es mi deber, me sale del corazón y amo hacerlo", dijo el papa Bergoglio cuando se disponía a lavar los pies a los doce muchachos.
El Pontífice aseguró que el lavatorio de los pies "es una caricia de Jesús" y subrayó: "entre nosotros, quien está más alto debe estar al servicio de los otros y eso es lo que hago yo lavando los pies, un deber como obispo y como sacerdote".
El Obispo de Roma lavó los pies arrodillado, después los secó y los besó. Durante el intercambio de la paz, besó a los doce jóvenes. También dio personalmente la comunión.
"El lavatorio 'es mi deber, me sale del corazón y amo hacerlo": el Papa.
Francisco dijo sentirse "feliz" entre los muchachos y dijo que "las cosas del corazón son así" y dirigiéndose directamente a ellos les dijo: "No dejaros robar la esperanza, siempre con la esperanza por delante, ¿entendido?".
Esta ha sido la primera vez que un papa oficia la misa del Jueves Santo en una cárcel y no en la basílica de san Juan de Letrán, que es la catedral de Roma y la que le pertenece como obispo de la misma.
Visto que Francisco, elegido papa el 13 de marzo, todavía no ha tomado posesión de San Juan de Letrán (lo hará el 7 de abril), en un principio el Vaticano anunció que celebraría los oficios del Jueves Santo en la basílica de San Pedro.
"Ahora haremos la ceremonia de lavarnos los pies; cada uno piense: ¿estoy dispuesto a servir verdaderamente?; ¿a ayudar al otro? Lavar los pies significa que estoy aquí para servirles. No quiere decir que lo tengamos que hacer todos los días, sino que todos los días nos debemos ayudar los unos a los otros”, explicó Francisco ante los 12 jóvenes a los que, uno a uno, fue lavando los pies.
"Jesús vino justamente para esto, para servirnos, para ayudarnos”.
Esta ha sido la primera vez que un Papa oficia la misa del Jueves Santo en una cárcel y no en la basílica de san Juan de Letrán, que es la catedral de Roma y la que le pertenece como obispo
Francisco ha oficiado en la cárcel romana de menores de Casal del Marmo la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual llevó al cabo el lavapiés.
Pero el papa Bergoglio ha preferido hacerlo en este reformatorio de menores, que ya visitó en 1980 Juan Pablo II y en 2007 Benedicto XVI, en el que se encuentran recluidos 46 jóvenes, de ellos 35 varones y once mujeres de entre 14 y 21 años.
Los italianos son ocho y el resto extranjeros, en su mayoría norteafricanos y eslavos, así como un ecuatoriano.
La misa la ofició en la capilla del reformatorio y por expresa voluntad suya fue "muy sencilla". Durante la homilía pidió a los muchachos olvidar las ofensas y dijo que las personas tienen que ayudarse unas a otros.
"Olvidar los enfados y si os piden un favor, hacedlo. Ayudaros los unos a los otros. Eso es lo que Jesús nos enseña. Ayudaros siempre, así se hace el bien", manifestó. Después Francisco procedió al lavatorio de los pies.
Los elegidos fueron doce muchachos de diferentes religiones y nacionalidad, dos de ellos mujeres, una italiana católica y una serbia de religión musulmana, otro gesto del papa que ha llamado la atención, visto que los doce apóstoles fueron todos hombres.
El Pontífice se colocó para el lavatorio un delantal confeccionado por la Comunidad Villa San Francisco, del norte de Italia, que acoge a jóvenes con problemas familiares y personales, con hilos provenientes de Betania y Jericó, en Palestina.
Las lecturas de la misa y las plegarias corrieron a cargo de los jóvenes.
El papa Bergoglio concelebró con el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini; el capellán del reformatorio, Gaetano Greco; el Sustituto de la Secretaria de Estado ("número tres" del Vaticano, Angelo Becciu.
“Ayudémonos los unos a los otros, entre nosotros. Si les piden un favor, háganlo, porque Jesús nos lo enseña. Y lo hago como pobre, como sacerdote y obispo. Es un deber que amo, porque nos lo enseña el Señor”, subrayó el Papa en su homilía.
Tras la misa, se reunió con el medio centenar de detenidos y el personal de centro (unas 150 personas) en el gimnasio del reformatorio.
Los jóvenes regalaron a Francisco un crucifijo y un reclinatorio de madera, fabricados por ellos en el taller de artesanía de Casal del Marmo, mientras que el papa les llevó los tradicionales "Huevos de Pascua" y "Paloma Pascual", los dulces que se comen en Italia durante la Pascua.
A la misa asistieron la ministra italiana de Justicia en funciones, Paola Severino, y la Jefa del Departamento de Justicia de Menores, Caterina Chinnici.
Visto que se trata de un reformatorio de menores, el Vaticano no transmitió por televisión el acto.
Francisco ofició también hoy en el Vaticano la Misa Crismal, que marca el comienzo del Triduo Pascual, en cuya homilía dijo que el sacerdote no puede ser un gestor, tiene que salir a la "periferia", donde hay sufrimiento, hay sangre derramada, ceguera que desea ver dónde hay cautivos de tantos malos patrones".
El papa oficiará mañana, Viernes Santo, en la basílica de san Pedro, la Pasión del Señor y por la noche presidirá en el Coliseo de Roma el Vía Crucis. (Juan Lara / larazon.es)
El Papa Francisco llegó al Instituto Penal para menores de Casal del Marmo, a bordo de un vehículo oscuro con placas del Vaticano; fue recibido por una multitud en fiesta.