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CIUDAD DEL VATICANO, 29 de marzo.- El papa Francisco preside en la Basílica de San Pedro la Pasión de Cristo, la primera de su pontificado, que ha comenzado orando durante varios minutos tendido en el suelo.
Miles de personas, entre ellas el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, asisten en el templo vaticano al rito del Viernes Santo, único día del año que no se oficia misa.
Tras la lectura de la Pasión de Cristo, el predicador de la Casa Pontificia, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, pronunciará la homilía.
La Liturgia del Viernes Santo es la única del año en la que no hay consagración, pero sí comunión.
Una cruz cubierta con una tela roja, colocada en el altar mayor de la Basílica de San Pedro, preside la solemne ceremonia.
El Papa se quitó la mitra y se tendió en el suelo de la Basílica de San Pedro al inicio del rito de la adoración de la Cruz. (Reuters)
La Pasión de Cristo es cantada por tres diáconos, con la ayuda del Coro de la Capilla Sixtina.
El sillón del Papa está colocado frente a la imagen de San Pedro, a pocos metros del Altar Mayor.
El Papa es ayudado por los cardenales Kurt Koch y Giovanni Lajolo.
El templo está apenas iluminado, para simbolizar el clima de penitencia de la celebración.
Revestido con una casulla de color rojo que representa a la sangre del martirio, el Papa realizó el gesto de la postración frente al altar central de la Basílica para luego dar inicio a la celebración que incluye la liturgia de la palabra y la adoración de la Cruz. (AP)
En el edificio de la Iglesia, durante siglos, «para adaptarse a las exigencias del momento», se han construido estructuras, escaleras, habitaciones y pequeños cuartos. Pero «llega el momento en el que nos damos cuenta de que estas adaptaciones ya no responden a las exigencias actuales, es más, son un obstáculo, y entonces hay que tener la valentía de derribarlas y volver a llevar al edificio a la sencillez y la linearidad de sus orígenes». Con esta imagen eficaz, el predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa, concluyó su homilía de esta tarde en San Pedro, en el curso de la celebración de la Liturgia de la Cruz, en presencia del Papa Francisco.
En sus primeros años de pontificado, cuando conservaba el vigor físico, Benedicto XVI también se postraba en la adoración.
Durante la misa se leyó en latín el pasaje del Evangelio según San Juan. Después, el padre Cantalamessa pronunció su meditación. El predicador franciscano recordó el cuento de Franz Kafka “Un mensaje imperial”. «Habla de un rey que, en el lecho de muerte, llama a su lado a un súbdito y le susurra al oído un mensaje. Es tan importante el mensaje que hace que se lo repita, a su vez, al oído. Entonces, lo saluda con un gesto y el mensajero se pone en camino».(EFE)
En su primer Viernes Santo como Papa, Francisco participó esta tarde de la recitación de la Pasión de Cristo. Por la noche encabezará el tradicional Vía Crucis en derredor del Coliseo, en el centro de Roma, donde se espera una concurrencia muy superior a la habitual.