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WASHINGTON D.C., 30 de marzo.- The Washington Post destacó ayer la aprobación de reformas estructurales en México y anotó que la capacidad de negociación entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y el Congreso mexicano debería servir de ejemplo a Washington.
Las opiniones del editorial ('Mexico's grand bargaining' - La gran negociación en México -ese adjetivo, 'grand', indica tamaño pero tiene carga positiva: magnífica negociación, wonderful, admirable) también se basan en una entrevista con el secretario de Relaciones Exteriores, el convincente José Antonio Meade Kuribreña, quien laudatoriamente comunicó los ambiciosos proyectos y poderes de su jefe al periódico estadounidense (véase abajo en la captura de pantalla del editorial).
“Ahora, con el nuevo presidente Peña Nieto, los mexicanos están probando que las grandes negociaciones políticas pueden suceder, y que las democracias pueden abordar sus problemas más duros”, señalo el matutino en su editorial principal.
Anotó que el destrabe de las reformas en México “debería servir como un ejemplo positivo para Washington”.
Con el presidente de México, su efectivo gerente de relaciones públicas ante la prensa estadounidense, José Antonio Meade Kuribreña.
Destacó que “en cuestión de meses” los legisladores aprobaron las reformas laboral y educativa, así como la de telecomunicaciones en proceso. “Le quitó al sindicato el control corrupto” sobre los puestos en el magisterio, añadió.
“Ahora se están moviendo hacia la aprobación de la legislación que rompería monopolios virtuales en telecomunicaciones” (Carlos Slim, America Movil; Emilio Azcárraga Televisa, menciona el Post).
“La reformas se lograron gracias al pacto político que Peña Nieto negoció con los dos partidos de oposición (...) si el presidente lo hace a su manera, más iniciativas políticamente sensibles están en camino”, remarcó el rotativo.
El Post destacó otras propuestas de Peña Nieto, como las reforma fiscal así como la inversión privada en la producción petrolera.
Asimismo, el diario destacó que la política del combate a las drogas del nuevo gobierno en México está dedicada a atacar sus raíces, como la pobreza y la falta de empleo.
The Washington Post indicó que el mandatario mexicano está atacando problemas que han atrasado al país por generaciones y cuya economía de miseria empoderó a los carteles de la droga.
Nota Editorial.- Lamentablemente las “bellezas políticas” de México no serían para nada un ejemplo para Obama: incluyen el “juego” de 12 años de un partido político —el mismo que hoy pide el “pacto milagroso”— que negó sistemáticamente cualquier sombra de reforma, sin importarle, a ese partido político (el mismo de Peña Nieto), que al negarles las reformas a los presidentes panistas, le estaban negando a México la posibilidad de avanzar.
No, no es ningún “mérito” político la negociación de Peña Nieta. Era algo que se iba a dar en automática. Jamás se hubiesen opuesto los perredistas que quedaron dentro del PRD al salirse López Obrador —los de Morena están en contra del pacto— como, definitamente, nunca se hubiesen opuesto los panistas, quienes, les guste o no a los que esto lean, sucede que por distribución normal de las cualidades, a ellos les tocó un tanto más de dosis de ética humana pura —sí, claro, aceptando defectos que en esta cultura, es imposible erradicar por completo.
Por lo tanto, fue la oposición responsable de México —PRD sin AMLO y PANistas éticos— lo que ha hecho posible que las reformas se den. Estas reformas habrían puesto a México —durante los 12 años perdidos por negación rotunda del PRI a permtir las reformas— muy arriba de donde está. Pero entonces, los priistas, habrían sabido que ya jamás verían un gobierno federal con ellos a la cabeza en el país.
En México se da la Magia de La Des-Información, perfectamente manipulada por los “genios” goebelianos priistas, quienes supieron esconder de la gran mayoría de los ciudadanos, lo que realmente pasó durante los 12 años de gobiernos panistas que lograron los indicadores macroeconómicos más elevados que la nación mexicana jamás tuvo. Por algo Peña Nieto, en su discurso de toma de posesión, enfatizó que no habría déficit.