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NUEVA YORK, 30 de marzo.- En un nuevo estudio sobre 444 participantes chinas con cáncer pulmonar, un equipo halló que las que más leche de soya, tofu y productos similares consumían eran un 7-8 por ciento menos propensas a morir en 13 años que aquellas con un consumo promedio de soya.
"Este es el primer estudio que sugiere esta asociación. Aunque el hallazgo es promisorio, sería prematuro hacer una recomendación por un solo estudio", dijo el autor principal, doctor Gong Yang, de la Facultad de Medicina de la Vanderbilt University, en Nashville, Estados Unidos.
En un estudio publicado en el 2012, el equipo de Yang había hallado que las mujeres que más soya consumían eran menos propensas a desarrollar cáncer pulmonar.
"Entonces, nuestra hipótesis era que si las personas con ese hábito padecían el cáncer, la enfermedad no sería tan agresiva", indicó el autor.
Las mujeres con cáncer pulmonar que más soya consumen antes del diagnóstico vivirían más que las que no tienen ese hábito alimentario.
El equipo estima que sólo 15 por ciento de las estadounidenses que desarrollan cáncer pulmonar siguen con vida a los cinco años del diagnóstico, por lo que cualquier aumento de la supervivencia sería importante.
Los autores utilizaron información del Estudio sobre la Salud de las Mujeres de Shanghái; cada dos o tres años, desde 1997, las 75.000 participantes respondieron un cuestionario.
Hasta el 2010, fueron 444 mujeres las que desarrollaron cáncer pulmonar; 318 de ellas murieron. Tenían alrededor de 66 años al momento del diagnóstico y el 92 por ciento nunca había fumado.
Antes del diagnóstico, las mujeres consumían unos 16 gramos de soya por día. Las que consumían aún más, entre 21 y 31 gramos por día, eran un 7-8 por ciento menos propensas a morir durante el estudio que las que ingerían unos 16 gramos diarios.
Por otro lado, las que consumían apenas 6 gramos por día eran un 40 por ciento más propensas a morir en ese periodo.
"Este estudio longitudinal aporta la primera prueba de que el consumo de alimentos derivados de la soya antes de la aparición del cáncer de pulmón influiría favorablemente en los resultados clínicos de las mujeres", publica el equipo en Journal of Clinical Oncology.
Pero Matthew Schabath, del Centro de Oncología Moffitt de Tampa, en Florida, y que no participó en el estudio, insistió en que éste no prueba que consumir soya pueda prevenir la muerte en las personas con cáncer pulmonar.
Schabath explicó que las mujeres que consumen mucha soya podrían tener un mejor estado de salud general, por ejemplo, y por eso se esperaría que vivan más que aquellas con mala salud.
Para los autores, se necesitan más estudios sobre la soya y el cáncer pulmonar para replicar estos resultados.
"Por ahora, es apenas un grano de sal hasta que los ensayos clínicos validen los datos", dijo Schabath. (Reuters Health)
Nota Editorial.- Tal parece que en esto de la nutición, los profesionales de las batas blancas parece estar “hechos bolas”, y del público en general, ¡ni qué decir!
Es obvio que las mujeres que más soya consumen, es porque consumen, generalmente —aunque esto, el estudio, tontamente lo omitió— más alimentos que provienen de animales, en este caso, productos lácteos o partes internas de los animales —incluyendo su carne: trozos de pescado, pollo, vaca, toro, venado, cerdo, conejo, lagarto, zorro, iguana, mono, etc., todos son carne— y menos alimentos que provienen de las plantas.
¿Cuánto tiempo falta para que un “estudio” de “batas blancas” reconozca que el problema radica no en lo que no comes, sino en lo que comes? La soya en sí no tiene propiedades curativas; no, olviden eso; con soya no le van a curar a nadie el cáncer. Pero eso sí: los que durante su vida más pronto dejaron de consumir pedazos de animales muertos o sus derivados en vida, y más pronto sustituyeron los pedazos de cadáveres por productos de las plantas, ¡van a tener una mejor salud!
Entonces, ¿son curativas las plantas? ¡No, no son curativas! Sencillamente no son “enfermativas”, que es básicamente diferente. Lo que es obvio por este estudio —y por muchos más que andan por todos lados— es que el consumo de soya no es problema para la salud —como los productores de trozos de cadáveres de animales han querido inyectarles en el cerebro a la gente— sino que, como sustituto de otros productos provenientes de restos de animales muertos, sí es saludable, en tanto que lo otro —trozos de cadáver— son, por razones bioquímicas, detrimentales para la salud del animal humano.
La alimentación debe consistir de alimentos, fundamentalmente frescos y libres de venenos, pero todos provenientes de las plantas y muy variados. Esto es lo que está dando, básicamente, mucho trabajo entender. (Franz J Fortuny, periodista y escritor, no médico; 100% comedor de productos de plantas exclusivamente.)