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El término emoción viene del latín emotĭo, -ōnis que significa "el impulso que induce la acción". Si las emociones inducen a la acción, el control y manejo de las emociones se convierte en un asunto de mucha importancia para la vida.
En el mundo globalizado —y competitivo— se le da una gran importancia al estudio de las emociones. Se habla de la necesidad de "inteligencia emocional", requerimiento para funcionar mejor en la vida social y productiva. Los medios masivos de comunicación buscan constantemente provocar en sus audiencias emociones y reacciones que induzcan a la venta y consumo de productos. Controlar las emociones colectivas resulta muy rentable en las campañas políticas para el manejo de las masas. Si mis emociones son controladas por "otros" entonces me convierto en títere de alguien. Ese potencial de control y manipulación ha convertido el estudio de las emociones en una "ciencia" al servicio de la publicidad.
Las emociones, por inducir a la acción —desde la perspectiva occidental u oriental— son de importancia relevante para la vida. El resultado de mis acciones estará determinado por la capacidad que tenga de controlar la influencia de las emociones, o, en términos orientales, en la capacidad que tenga de ser consciente de ellas. Si mis emociones me controlan a mí, "yo" dejo de existir y responderé a la vida de acuerdo a lo que me dicten mis emociones. Se dice entonces que reacciono inconscientemente, es decir, sin consciencia.
No es simple la respuesta. Es un tema muy importante de estudio de los neurocientíficos. Una amplia gama de estudios interdisciplinarios entre muchas ramas del conocimiento —la habilidad introspectiva, el entrenamiento de la mente, la meditación y el desarrollo espiritual— se están uniendo en busca de respuestas. Por primera vez la ciencia, la filosofía y la religión se unen en colaboración en este espacio para aumentar la comprensión del ser humano, la realidad en la que vive. Buscan crear herramientas de transformación y control emocional con lo cual se lograría expandir nuestra visión de las potencialidades del ser humano.
Reaccionar sin consciencia es responder al instinto (encapsulado y racionalizado por el ego), es crear disfunción, separación y violencia. Todas las guerras y conflictos que la humanidad ha padecido han tenido su origen en los instintos racionalizados por el ego, en la incapacidad de ver La Realidad Integral, de experimentar la Unidad con todo lo que existe. Expandir la consciencia significa reconocer al Ser Interior.