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Éste es el número 95 del semanario Artículo 7. Hace 95 semanas que cada sábado comienza a repartirse en la ciudad. Casi la totalidad de los ejemplares ya estarán a disposición de los lectores el domingo al mediodía.
Existe una desproporcional falta de conexión entre el lector de la versión impresa —ésta que tienes ahora en tus manos— y el lector de la versión electrónica —en http://a7.com.mx. Los que leen el impreso parecen ignorarnos en Internet, en tanto que los que nos visitan en Internet, declaran —80%— jamás haber visto un ejemplar impreso.
Por si alguien aún piensa en "misterios" o "inconfesables" con respecto a nuestro semanario, hacemos esta aclaración. Nuestra pequeña nómina, gastos de operación e impresión se paga con lo que se les factura a los que compran desplegados. Los que estamos aquí escribiendo y editando las notas de ambas versiones —elegantemente llamados "los directivos"— tenemos convicciones que están por encima de nuestras seguridades subsistenciales. Vivimos, efectivamente, en una constante incertidumbre.
Nuestra publicidad se vende y se cobra basada en nuestra circulación. Y nuestra circulación se sustenta en las facturas que pagamos a nuestro impresor y en la auditoría elaborada por empresa con ese objetivo.
Detectamos y se lo comunicamos a ustedes, lectores de la sociedad yucateca, pagos durante 2008 por más de $23 millones hechos del erario del gobierno del estado de Yucatán a una empresa que edita e imprime un diario que se distribuye y se vende en Mérida, en Yucatán y con versiones diferentes, en Quintana Roo. El concepto de estos pagos fue "elaboración de notas". Solicitamos a los responsables de autorizar estos pagos la evidencia de que lo pagado se había realizado efectivamente. La respuesta fue clara y sin rodeos: "no disponemos de tal evidencia".
No es lo mismo leer lo que viene escrito en un semanario que se mantiene por las ventas de sus desplegados publicitarios, que leer las notas aparentemente pagadas para que sean escritas según los intereses muy concretos de un grupo gobernante que paga, de nuestras contribuciones obligatorias, notas y eventos para darnos una imagen favorable.
La sociedad civil de Yucatán demostró, en el caso de esta denuncia, muy poco interés. A la gente se le llena la boca diciendo que "los políticos roban". Pero cuando un periódico, en base a pura y simple investigación, les muestra cuáles son esos políticos que malversan fondos públicos y se presenta la oportunidad de llevar hasta sus últimas consecuencias el proceso para que no se quede impune la acción, la respuesta de la sociedad es penosamente nula.
A la sociedad le gusta especular y lanzar acusaciones basadas en rumores, la mayor parte de las veces, falsos. La información de A7 no se basa en rumores, sino en datos duros, comprobables por todos ustedes a través de los mecanismos que afortunadamente aún existen —por ley— de transparencia obligatoria administrativa y financiera para todos los niveles de gobierno.
¿Le tienen miedo a los gobiernos emanados de ciertos partidos políticos, pero no le temen a los gobiernos emanados de otros partidos? ¿Es que de plano piensan que los del partido que merece miedo son inconfiables y capaces de hacer cualquier cosa, en tanto que los otros son "ingenuos", "bonachones" e incapaces de hacer mal alguno?
Los servidores de ustedes, lectores, ya hemos puesto las denuncias en las instancias correspondientes. Estábamos seguros de que tal muestra de despilfarro descarado levantaría indignación, por lo menos en ese grupo llamado "Indignación". Pero nadie "se indignó". No se indignaron los diputados, los empresarios, los estudiantes y los "indignados" por definición. ¿Por qué será?
Y no te quedes con las ganas de comentar esto: entra a http://a7.com.mx y hazte oír.