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La primera vez que escuché el concepto de "empresa socialmente responsable" fue cuando me dijeron que en la mitad de la sierra de Guerrero, la automotriz Ford daba dinero para la construcción de salones escolares, esto en los ochenta.
En un primer momento pensé: ¡qué bien que existan empresas que hagan algo por la gente!, pero al paso del tiempo entendí que muchas de las veces lo hacen como una manera de limpiar el nombre de la empresa cuando en un contexto más amplio son criticadas por tener algún tipo de mala fama.
En años recientes más empresas se han sumado a esta clase concepto, incluso ya es común que otorguen un donativo o realicen una acción para “ayudar la sociedad”.
La idea era bastante seductora, empresas privadas interesadas en el bien común; sin embargo, esta “noble visión” se ha desvirtuado al paso del tiempo y a derivado en una estrategia sofisticada que tiene en Televisa su mayor exponente. Empresa líder en materia de comunicaciones a nivel internacional, famosa porque en alguna ocasión el que fuera su dueño, Emilio Azcárraga Milmo, (a) "el Tigre", padre difunto del actual propietario, no tuvo empacho en afirmar que su emporio "estaba al servicio del PRI".
Y vaya que si estaba al servicio del presidente en turno, pero no era por convicción política alguna, sino porque detrás del mentado apoyo estaba un intercambio de favores que le permitía una gran impunidad mediática al Estado mexicano y una serie de concesiones en materia de telecomunicaciones a la empresa en cuestión.
Aún está fresca en la memoria de quienes crecieron y vivieron la dictadura perfecta que representó el PRI, la forma en que Televisa manipulaba toda clase de información que afectara a ese partido y los funcionarios emanados del mismo. La principal premisa, obviamente, era que en sus noticieros no tocara a los presidentes tricolores ni con el pétalo de una rosa.
Todavía en el pasado reciente, hablar de Televisa implicaba falta de objetividad, contenidos que poco contribuían a una mejora educacional del País y, sobretodo, franca manipulación de las noticias. Siempre todo a su conveniencia.
Sin embargo, la aparición de TV Azteca y de un nuevo contexto político, influyó para que casi obligadamente la empresa televisiva tuviera cierta apertura y empezara a tener espacios informativos más objetivos, ganando con ello ciertos niveles de credibilidad.
Con la llegada de un nuevo patrón, Emilio Azcárraga Jean, surgió un nuevo estilo de ejercer el poder en esa televisora, hasta entonces acostumbrada a hacer su voluntad la mayor de las veces basándose en sus relaciones con el Estado mexicano.
Aunado a ello, los nuevos tiempos y la caída inminente del "viejo régimen", hacían "políticamente incorrecto" mantener las viejas formas de hacer televisión, por lo cual Televisa tuvo que adecuarse a la nueva época. De entrada se eliminó todo aquello que recordara al pasado manipulador que la distinguía, empezando por su mayor ícono, Jacobo Zabludovzky, y su "viejo" estilo de hacer periodismo.
Y fue así que en aras de una nueva forma de hacer televisión surgieron conceptos como Teletón, Espacio, Tercer Grado, etc., lo que para muchos significó una nueva Televisa con credibilidad, nada más lejos de la realidad.
Esta nueva Televisa lo único que hizo —al igual que el PRI— fue lavarse un poco la cara y seguir procurando ejercer el poder, ahora con una estrategia en donde la comunión entre la empresa y los políticos se diera, ya no a través de los Pinos, sino con los gobiernos estatales priístas.
Así la empresa televisiva empezó a ofrecer a los gobiernos estatales proyectos de imagen en donde, a cambio de pagos millonarios, “inundaba” de elogios al gobierno que compraba la idea de hacer en su territorio un Teletón o ser sede de Espacio.
Y bajo este “innovador esquema” han ido desfilado diversos gobiernos, sobretodo de extracción priísta aunque los hay también de otros colores, los cuales han engrosado la lista de socios de la televisora en materia de imagen.
Desgraciadamente Yucatán no ha sido la excepción, y a partir de una política de gobierno sustentada en mercadotecnia, el gobierno de Ortega Pacheco ha comprado a Televisa una serie de espacios que han derivado en la constante presencia de la televisora en la entidad y, con ello, la también recurrente presencia de la gobernadora en diversos programas televisivos de dicha empresa.
Basta recordar que como candidata a la gubernatura, Ortega Pacheco apareció en más de una ocasión en diversos programas de tele, así como en publicaciones propiedad de Televisa, en donde se destacaban las virtudes de la aspirante yucateca sin ninguna crítica de por medio, lo que ciertamente le dio posicionamiento ante el electorado. Asimismo, no es un secreto que esa televisora elaboró para el PRI durante su campaña en Yucatán los famosos spots de "esa casa habla”.
Actualmente, es de todos conocido que este relanzamiento de la relación Televisa-PRI tiene como principal meta apoyar la candidatura de Enrique Peña Nieto a la presidencia del país. Hoy por hoy el gobernador mexiquense goza de todo el apoyo de la televisora que se ha dedicado, por lo menos en los dos últimos años, a preparar toda una estrategia para posicionar su imagen como el candidato más fuerte, el que va adelante en todas las encuestas.
Se entiende que todo lo que rodea a Peña Nieto, entre ello la gobernadora yucateca, goza del apoyo de Televisa, pero esto no es de a gratis. De entrada se sabe que para ser sede de algún evento de la televisora hay que pagar cantidades millonarias para tal efecto.
Por eso, de saberse, sería de escándalo la cuenta total de lo que ha pagado el gobierno del Estado de Yucatán para traer eventos como el Teletón, Señorita México, Espacio, una telenovela y algunos programas como Hoy.
Sólo para abrir boca, está la cifra millonaria que por varios años tendrá que destinar el gobierno de Yucatán para "dar mantenimiento" a las instalaciones del Teletón en la entidad. Decisión promovida por nuestra gobernadora y avalada por la mayoría priísta en el Congreso del Estado
Con toda seguridad existirá un contrato entre la autoridad yucateca y Televisa suscrito "en lo obscurito", que da certeza a la gran inversión en materia de difusión que se hace de la entidad y de su gobernadora. Del mismo, obviamente, nadie sabrá nada salvo alguna indiscreción como la de Peña Nieto...
Es lamentable cómo la gobernadora utiliza recursos públicos para alentar sus proyectos personales y los de su partido. Es lamentable también que Yucatán que se emocione por salir en la tele sin imaginar el costo que significa estar en el "canal de las estrellas"…
Ojalá se realizara una auditoría a todo el capítulo de comunicación social del gobierno del Estado para saber cuánto cuesta a los yucatecos tener de socia a Televisa. Para este deseo, bienvenida es la denuncia interpuesta por los socios de Artículo 7 por pagos indebidos realizados en dicho capítulo a diversos medios. Al tiempo.