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Ten presente que la comida es una manifestación de la Conciencia Cósmica. La estás utilizando para mantener tu cuerpo, cuidando tu vida emocional y tu salud mental. Así saciarás la necesidad de progreso espiritual. Come sólo cuando estés en calma. Las emociones influyen en el cuerpo y la digestión se dificulta por las tensiones: ira y otros estados negativos de la mente. Siéntate para comer: ayuda a relajarte y asegura una mejor digestión. Somos lo que digerimos, no lo que comemos.
Haz 3 comidas regulares —desayuno, almuerzo y cena. Evita comer entre ellas. El sistema digestivo, a diferencia del corazón, necesita tiempo para descansar. Comer entre comidas puede causar problemas: obesidad, estreñimiento y baja de energía. Mastica la comida hasta diluirla. Así reduces el tamaño de las partículas y enriqueces la mezcla de saliva, facilitando la acción de las enzimas en el proceso digestivo.
Come sustanciales cantidades de comida cruda y fresca. Evita alimentos muy cocidos o demasiado procesados. Bebe mucha agua entre las comidas, pero no durante éstas. Una cantidad adecuada de agua asegura una evacuación rápida de los desechos, una regulacion de la temperatura corporal y una buena digestión. Evita la entrada de aire con tu comida: esto produce inflamación del estómago.
La alimentación requiere atención, sorpresa, intimidad, conexión, alegría y amistad. Pero también hay un aspecto importante: compartir la comida. Saber alimentarse energéticamente para generar atracción a nivel de la piel. Recuerda que lo que emitimos desde nuestro interior hacia afuera hará que los demás se sientan en atracción o repulsión.
Hace muchos años, "Don Polito" pasaba en su carrito de madera —ruedas de madera. Ofrecía "nalga de vieja". Mis nanas así me lo enseñaron cuando lo comía siendo un niño de 5 a 10 años. Es un postre súper fácil y fresco
Se saca la carne de coco de manera que quede sólo lo blanco. Se mete a la licuadora y se licua con un tanto de agua. Se exprime sobre un colador para sacarle la leche al coco. Se repite la operación dos veces con el mismo coco. Entonces se descarta la fibra sobrante y se pone la leche de coco a hervir con el azúcar y la rama de canela. Cuando suelte hervor, se disuelve la fécula de maíz en un poco de agua y se agrega en forma líquida. Sin dejar de mover se deja al fuego hasta que espese. Se vierte sobre un refractario, se espolvorea con canela en polvo y se refrigera. Se le puede poner más fécula de maíz si se quiere más duro.