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México (19 de mayo).- El gobierno de Estados Unidos acusó ayer a cinco militares chinos de una unidad secreta de hackers por haber espiado a empresas estadunidenses de los sectores energético, aluminio o el acero con la intención de ayudar a los competidores del país asiático.
Por primera vez, Estados Unidos se decide a dar el paso y acusar formalmente a miembros del Ejército Popular de Liberación chino, en concreto a expertos de la secreta Unidad 61398, con sede en Shangai y encargada supuestamente de infiltrarse en las redes informáticas de empresas estadunidenses.
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, dijo ayer en una rueda de prensa que “el rango de secretos comerciales y otro tipo de información empresarial sensible robada es importante y obliga a una respuesta decisiva”.
Según Holder, el ejército chino “accedía sin autorización a los ordenadores de las víctimas para robar información que fuera de utilidad para sus competidores en China, incluidas empresas estatales”.
El fiscal federal del distrito de Pensilvania, David J. Hickton, aseguró que el costo en investigación y desarrollo vulnerado asciende a “miles de millones de dólares” y “se han perdido empleos estadunidenses” a raíz de la competencia desleal respaldada por las acciones del espionaje militar.
Los afectados son cinco empresas líderes en los sectores de la energía nuclear, renovables y producción de acero y aluminio: Westinghouse Electric, las filiales estadunidenses de la alemana SolarWorld, US Steel, Alcoa, Allegheny Technologies, y el sindicato United Steelworkers, el mayor del sector del acero.
Los hackers accedieron desde 2006 a datos como el diseño industrial de una planta nuclear que Westinghouse iba a construir con un socio chino, a comunicaciones de un litigio sobre la competencia desleal china en placas solares o disputas internacionales en el sector del acero.
En casos como el de Allegheny Technologies, uno de los acusados obtuvo las credenciales de acceso de “virtualmente todos los empleados de la compañía”.
Los 31 cargos presentados en el estado de Pensilvania contra estos militares chinos conllevan penas máximas de prisión que van de 10 a 15 años, por los cargos más graves de “robo de secretos comerciales” y “espionaje económico”, respectivamente.
Los acusados serán procesados por los tribunales federales del estado de Pensilvania, pero al no encontrarse en Estados Unidos y ante la improbabilidad de que China los entregue, no parece que esos cinco militares tengan que vérselas con un juez norteamericano.
China rechaza las acusaciones
Pekín negó inmediatamente las acusaciones y en un duro comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que eran falsas y dañarían la confianza entre ambos países.
“Los cargos están basados en falsedades y violan gravemente las normas básicas que gobiernan las relaciones internacionales”, dijo la Cancillería china en un comunicado.
Además, el gobierno chino anunció la suspensión inmediata del diálogo con Estados Unidos en seguridad cibernética.
Vladimir Putin visita China
Las acusaciones de Estados Unidos contra China se producen mientras el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inicia una gira por ese país asiático para firmar un histórico acuerdo de suministro de gas ruso que ambos países negocian desde hace casi una década.
Mientras el director de la estadunidense Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), Mike Rogers, busca reparar el daño causado a la institución por las filtraciones de sus programas de espionaje electrónico, los abusos del gobierno revelados como consecuencia del escándalo del Watergate están presentes en su mente.
Siendo un adolescente que vivía en Chicago en la década de 1970, Rogers recuerda ver la televisión con su familia y quedar horrorizado por cómo la CIA, el FBI y la NSA habían espiado ilegalmente a cientos de miles de estadunidenses.
“Puedo recordar ser muy vehemente con mi padre, diciéndole: ‘Papá, ¿qué clase de país querríamos ser para que permita que se haga algo así?’”, dijo Rogers.
Cuatro décadas después, y seis semanas en su nuevo cargo como director de la NSA, la agencia afronta acusaciones similares de que ha empleado su enorme poder de vigilancia para aplastar la privacidad.
Al contrario que en la investigación de 1975 sobre las actuaciones de la CIA, el FBI y la NSA, las acusaciones de hoy han sido a escala mundial, dañando las relaciones de Estados Unidos con Brasil, Alemania e Indonesia.- (Excélsior)