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Mérida (25 de marzo).- Por Juan José Morales. Frecuentemente recibo por Internet —y acto seguido bloqueo co-mo basura las direcciones de correo de las cuales me llegan— ofertas de los más variados tipos, desde computadoras a mitad de precio, hasta cursos de superación personal o tentadoras promesas de hacerme millonario si ayudo a cierta princesa africana a recuperar una fortuna en libras esterlinas y diamantes que le han escamoteado sus enemigos.
Pero nunca me había llegado una oferta como la que hace unos días me envió un tal Juanca López: curarme de cualquier enfermedad habida y por haber, sin tener que hacer absolutamente nada, sin tomar una sola píldora o recibir una sola inyección, mientras permanezco cómodamente apoltronado en la tranquilidad de mi hogar, con una cer-veza en la mano y viendo un programa de televisión.
Ya no es necesario andar por las ca-lles de los barrios en busca de anun-cios como este para encontrar curanderos que ofrezcan cura o alivio para cualquier mal. Ahora las ofertas de curar hasta las enfermedades incu-rables llegan vía Internet, y ni siquiera hay que acudir a recibir una “limpia” o algunos pases mágicos, sino que la curación se realiza —dicen los charla-tanes— “a distancia”, con sólo saber el nombre y edad del paciente.
¿Cómo obra tales prodi-giosJuanca López? Sencillísimo: mediante la curación a distancia.
Afirma en su mensaje el individuo de marras poder curar enfer-medades crónicas, ansiedad, depresión, obesidad, cáncer, enfermeda-des imposibles de curar… en fin, cualquier mal pasado, presente o futuro, del cuerpo, el alma o el espíritu, incluso aquellas que ni el mejor de los médicos haya podido siquiera lograr aliviar. No necesita conocer la historia clínica del paciente ni hacerle exploración alguna. Vaya, ni siquiera verlo aunque sea en fotografía. Todo lo que necesita para curarlo, es un escueto mensaje por correo electrónico indicando nombre, apellidos, edad, y ciudad y país de residencia.
Los poderes curativos que este charlatán dice tener van más allá de lo imaginable. Añade en su mensaje (respetamos la ortografía y la profusión de mayúsculas innecesarias): “Si pides que tu Ser querido esté en mi lista de Curaciones a Distancia, no es necesario que lo sepa, funciona igual.”
Y, por supuesto, no anda curando gente por telepatía o por Inter-net gratuitamente. Al final de sus promesas, desliza la pregunta: “¿Cuanta aportación económica Consciente me darías, si gracias a mi, tu te curas o se cura un ser querido tuyo?” Agrega, en una especie de garantía: “Sólo si hay Resultados y Curación Completa”. Pero es el viejo truco al cual recurren todos los charlatanes que dicen lograr curas milagrosas: si el enfermo se siente mejor, cree haberse curado, aunque se trate sólo de un alivio temporal.
Sobra decir que el tal Juanca López no dice una sola palabra res-pecto a su preparación profesional. Oculta incluso su nombre, dirección, teléfono y cualquier dato que permita identificarlo.
Todo esto no pasaría de ser anecdótico, divertido o cómico, de no mediar el hecho de que implica la comisión de un fraude y presumiblemente del delito de ejercicio ilegal de la medicina, puesto que ofrece curar enfermedades. Lo menos que deberían hacer las autoridades —y para ello la PGR ahora presume de tener un cuerpo especializado en la prevención y persecución de delincuentes cibernéticos— es rastrear a este individuo para fincarle responsabilidades o bloquear el sitio de Internet desde el cual difunde sus engañosos mensajes que, por desgracia, harán caer a personas desesperadas e ingenuas.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx