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*México (11 de mayo).-
Usualmente, los jueves dedicamos este espacio a denunciar y combatir los productos milagro, las seudociencias, las llamadas terapias alternativas y otros engaños por el estilo. Pero la charlatanería no se limita a la medicina y las ciencias. También se practica en la política, y muestra de ello es la forma en que candidatos postulados por algún partido político, se ponen la máscara de independientes.
Como sugiere el anuncio, los partidos políticos y no pocos candidatos “chapulines” —de esos que saltan de un puesto a otro— apuestan a la falta de memoria del mexicano, que en el maremágnum de información diaria fácilmente olvida lo que han hecho esos partidos y sus dirigentes. Por ejemplo, la entrega de los energéticos al capital extranjero y su adhesión casi incondicional a la política de Peña Nieto.
La causa de esta simulación es lo que algunos han dado en llamar “el efecto Bronco”. A raíz del triunfo en Nuevo León de Jaime Rodríguez Calderón —conocido por su mote de El Bronco— como candidato independiente a la gubernatura de ese estado, se ha estado fomentando hábilmente la idea de que los únicos candidatos confiables, honrados, rectos, dignos y que en verdad representan a la ciudadanía, son los independientes. Esto es, los que no tienen el respaldo de ningún partido. Por contraste, a todos los demás se les tacha de corruptos y representantes de la funesta partidocracia que tanto daño ha causado a México.
Desde luego, las cosas no son tan simples como se pintan, en términos de blanco y negro, de candidatos puros e intachables por el solo hecho de ser independientes y candidatos repudiables e indignos de confianza por el solo hecho de tener tras de sí la sigla de algún partido, sea cual sea éste.
Para aprovecharse de esa maniquea clasificación, no faltan —como decíamos— candidatos de algunos partidos que fingen ser independientes cuando en realidad no lo son e incluso tienen una larga trayectoria dentro de esos u otros partidos.
Un ejemplo de ello es la propaganda de los candidatos del Partido Encuentro Social (PES) a las elecciones locales en Quintana Roo. Como si se avergonzaran de pertenecer a él, ocultan su militancia en el mismo poniendo en letras minúsculas el nombre del partido. Incluso, en muchos casos hasta eliminan del nombre el término “partido” y dejan sólo vagamente “encuentro social”. Y, en cambio, destacan con grandes letras su nombre y las palabras “libre e independiente”.
Desde luego, no hacen tal cosa por casualidad ni —mucho menos— por pudor, para que no se les relacione con un partido de no muy buena fama. Lo hacen como una estrategia de mercadotecnia que no por burda dejan de considerar eficaz: al destacar en los anuncios y mensajes su nombre y las palabras “libre e independiente”, buscan crear en la mente del elector la idea de que son auténticos candidatos independientes. Esperan que de esta manera, el día de los comicios, al ver su nombre en la boleta, el incauto votante lo marque en la creencia de que no está votando por ningún partido sino por alguien ajeno a todos ellos.
Es, por supuesto, una táctica muy poco ética. Puede decirse que muy sucia. Y a ese jueguito —que desprestigia a las auténticas candidaturas independientes— se ha prestado El Bronco, el gobernador neolonés. Aunque, como decíamos, obtuvo mayoría de votos en calidad de independiente, ahora ha manifestado su respaldo a Gregorio Sánchez, candidato del PES a la presidencia municipal de Cancún, haciéndolo pasar por candidato independiente.
En fin, que no le digan, que no le cuenten: los candidatos del Partido Encuentro Social no tienen nada de independientes. Han sido postulados por un partido, reciben dinero del gobierno para sus campañas y cuentan además con otros abundantes recursos de no muy clara procedencia.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx