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*México (27 de mayo).-
La eficiencia con que Fuerzas Armadas de México matan a los enemigos genera gran preocupación, relata el New York Times en un investigación publicada este viernes.
El diario estadounidense cita un estudio realizado en 2015 por la UNAM, “Índice de letalidad 2008-2014: Disminuyen los enfrentamientos, misma letalidad aumenta la opacidad”, el cual se fundamenta estadísticas oficiales obtenidas mediante solicitudes de acceso a la información pública.
De acuerdo a esto, el Ejército mata a ocho enemigos por cada uno que hiera, mientras que la Marina mata a 30 por cada herido.
En su artículo, el NYT señala que los expertos dicen que la tasa de muertos de las fuerzas armadas mexicanas no tiene comparación y que revela algo mucho más oscuro. Citan a Paul Chevigny, profesor jubilado de la Universidad de Nueva York y pionero del estudio de la letalidad en diferentes fuerzas armadas, quien dijo que “hay ejecuciones sumarias”.
Durante la última década, a medida que los marinos y soldados han sido enviados a la línea de combate, las violaciones a los derechos humanos se han disparado. Aún así, son intocables y están protegidas por un Gobierno reacio a imponerse a la institución.
Desde que el entonces presidente Felipe Calderón declarar la guerra a las drogas, se han tomado muy pocos pasos para investigar las miles de acusaciones de tortura, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales que se han registrado.
De las cuatro mil denuncias por tortura revisadas por la Procuraduría General de la República (PGR) desde 2006, sólo 15 han terminado con una condena.
El Ejército ha matado a alrededor de tres mil personas entre 2007 y 2012. En ese periodo han muerto 158 soldados, continúa el artículo.
Tortura e impunidad
Juan E. Méndez, relator especial sobre la tortura de Naciones Unidas, dijo que “la tortura no solo es generalizada, sino que está rodeada por la impunidad. Si el Gobierno sabe que es frecuente y no se presentan cargos o aquellos que llegan a juicio no van a ningún sitio, la culpa es del Estado”. Cabe recordar que después de su visita a México, las autoridades desestimaron sus declaraciones y lo desprestigiaron -ahora, no le permiten una nueva visita pronto-.
Aunque las denuncias por tortura contra las fuerzas armadas han caído desde 2011, cuando se redujo el despliegue de militares en el país, la letalidad de los encuentros no ha disminuido según los datos hechos públicos a principios de 2014.
La relación singular entre el Ejército y el Gobierno se remonta a más de 70 años, cuando el país salió de una guerra civil. Para mantener la estabilidad, el partido gobernante llegó a un acuerdo con las fuerzas armadas: a cambio de una autonomía casi total, el Ejército no intervendría en política.
A diferencia de la mayoría de países de América Latina, en México nunca ha habido un golpe de Estado. Y aunque el Gobierno a menudo no ha sido generoso con el presupuesto dedicado a la defensa, siempre ha protegido al Ejército del escrutinio externo.
Desde hace dos años, las fuerzas armadas dejaron de publicar las cifras de muertos. Sin esos datos, según los expertos consultados por el NYT, es muy difícil saber el nivel de violencia real que ha alcanzado la guerra contra el crimen organizado.