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*México (30 de mayo).-
Lejos de comenzar a limar asperezas, el virtual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, continúa acrecentando su cartera de enemigos en su propio partido con comentarios ofensivos.
Entre sus objetos de ataque más recurrentes se encuentran Mitt Romney —candidato a la Casa Blanca en 2012— y Jeb Bush —ex aspirante a la nominación para las próximas elecciones—, ambos republicanos que no han escondido su nula intención de apoyo al magnate.
“Pobre Mitt Romney. Tengo una tienda que vale más dinero que él. (…) Mírenle, camina como un pingüino”, dijo Trump en uno de sus discursos de campaña en Anaheim, California, donde se celebrarán primarias el próximo 7 de junio.
Mientras que de Bush destacó, en la misma cita, su “falta de energía”.
Pero los descalificativos hacia Romney y Bush —que no ocupan ningún cargo electo— no son los que más preocupan en el seno del partido, sino los improperios hacia quienes sí están en activo, como es el caso de la actual gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez —la primera mujer latina gobernadora en el país y presidenta de la Asociación de Gobernadores Republicanos—, cuyo trabajo descalificó durante un mitin en la ciudad de Albuquerque, al señalar que ha permitido “la entrada a refugiados sirios”, lo que repercute en el aumento de residentes de Nuevo México en requerir asistencia con cupones de alimento o la subida del desempleo en la ciudad.
Sin embargo, la gobernadora no está sola, y varios líderes republicanos —como el presidente del Congreo, Paul Ryan—, salieron en su defensa, poniendo una vez más de manifiesto que el Partido Republicano y Trump tienen un difícil camino hacia el entendimiento.
También hay otros republicanos que piden a sus compañeros de partido que se alineen con el multimillonario pese a las profundas diferencias, para enfrentar al enemigo común: Hillary Clinton, favorita entre los demócratas a la Casa Blanca.