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La Habana, (4 de enero): Desde ayer los cubanos pueden comprar automóviles libremente luego de que entrara en vigor una medida del presidente Raúl Castro, para acabar con una serie de limitaciones de medio siglo. Pero, para sorpresa y desilusión de la gente, los precios al público son astronómicos, inalcanzables para los cubanos.
Un vehículo familiar Peugeot 4008 nuevo salió a la venta en 239.450 dólares en la comercializadora estatal SASA de La Habana, mientras que el mismo auto, en los concesionarios europeos, se puede conseguir por el equivalente a 46.000 dólares.
En el mismo concesionario, el auto más barato es un Geely chino, modelo 2010, a 26.550 dólares.
“Yo pensaba comprar un auto, pero no me alcanza. Tenía más o menos 20.000 dólares”, dijo a la prensa Dorian López, mientras miraba con incredulidad los listados de precios en la oficina de SASA cercana a la Ciudad Deportiva, en el sudoeste de La Habana.
“Con esto ya no puedo comprar ni soñar”, dijo el músico Alfred Thompson, de 52 años, en la comercializadora Cimex de Miramar, al oeste de la capital.
El elevado precio se debe a que, según la nueva norma que liberaliza el mercado, los automóviles tienen impuestos y otros recargos destinados a la mejora del transporte público.
En la isla no fue posible comprar vehículos nuevos durante décadas, ya que el gobierno de Fidel Castro abolió el libre mercado automotor poco después del triunfo de la revolución de 1959. La población sólo podía comprar y vender autos fabricados antes de ese año.
El Estado mantuvo así durante décadas el control para la compra y entrega de vehículos, otorgados por lo general como “premios” a funcionarios y médicos.
En octubre de 2011, dentro del programa de paulatinas reformas de mercado, el gobierno de Raúl Castro liberalizó parcialmente la compraventa entre particulares, pero sólo de autos usados.
A los funcionarios y profesionales de la cultura, el deporte o la salud, el gobierno les concedía una “carta de autorización” para adquirir coches en las comercializadoras estatales, porque sus ingresos en misiones de trabajo justificaban la compra.
Pero el 19 de diciembre pasado, el Estado indicó que ese permiso ya era un mecanismo “inadecuado” y “obsoleto” que se había convertido en una fuente de “especulación y enriquecimiento”. En efecto, las “cartas” solían revenderse de manera informal, incluso a varios miles de dólares.
El parque automotor cubano es conocido por ser uno de los más anticuados del mundo. En las calles de La Habana abundan los coches de fabricación estadounidense de la primera mitad del siglo pasado, conocidos como “almendrones”, y también los modelos soviéticos como el Lada o Moskovich. En los últimos tiempos comenzaron a verse más también los Geelys chinos.
Para los cubanos, con un salario promedio de 20 dólares al mes, tener un auto representa un lujo: un Lada o Moskovich destartalado puede costar unos 3000 dólares, pero uno en buen estado ronda los 12.000.
Si bien se estima que más de un 50% de los cubanos reciben remesas de dinero desde el exterior, el automóvil sigue siendo un bien inalcanzable para la mayoría.
Son hasta seis veces más caros que en la Argentina
239.250 Dólares
Cuesta en Cuba el vehículo familiar Peugeot 4008; en la Argentina vale unos 45.800 dólares (300.000 pesos a cambio oficial)
27.000 Dólares
Es el precio en Cuba de un Volkswagen Polo, modelo 2007; en la Argentina puede rondar los 7600 dólares (unos 50.000 pesos)