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Las emociones son parte importante de nuestro equipaje interno. En oriente y occidente se consideran desde perspectivas diferentes.
En occidente es simple: las emociones son positivas o negativas; nos inducen a actuar para el bien —el amor, la felicidad, la compasión— o para el mal —el odio, la ira o la ansiedad. Una definición occidental de las emociones negativas o destructivas puede ser: "son aquellas que dañan a los demás o a nosotros mismos" y son tratadas con medicamentos.
En oriente, las emociones son parte integral del ser, no llevan equipaje. Ni son buenas ni son malas en sí mismas. Son "estados mentales aflictivos que empañan la claridad para ver la realidad y ocasionan desequilibrio". Como los pensamientos, su influencia positiva o negativa depende del estado del ser y del apego que tengamos a ellas. Una definición oriental de las emociones destructivas o negativas sería: "factores mentales aflictivos". Los estados aflictivos del ser pueden ser transformados mediante la práctica de la observación interior.
El amor, en occidente, se considera la emoción positiva por excelencia. Pero puede convertirse en una emoción negativa o aflicción. Si nos apegamos a lo que amamos, destruimos la belleza y el espíritu del amor y éste se transforma en simbiosis: celos y sufrimiento. Nos apegamos a las emociones cuando éstas generan sustancias químicas adictivas, como la adrenalina. Ésta produce adicción a las emociones intensas: saltar de un paracaídas, ver películas con un alto contenido de acción y de violencia. Las negativas —tristeza, odio, envidia— también son adictivas. Algunas personas viven, sin saberlo a consciencia, en la espera de la siguiente posibilidad de reaccionar con violencia y con ira, de agredir y sentirse molestas. Ésa es la energía que alimenta su ego, su sentido de valor, su sentido del ser. Son tan adictas a las emociones como los adictos a las drogas.
Para el oriental, el observar las aflicciones como sucesos "ajenos" al Ser Interior permite la magia de su extinción. Es decir, si siento odio por alguien y me es posible "ver" la raíz de ese odio —y puedo experimentar que en realidad es una fuerza ajena a mí— en ese instante se disuelve la emoción y puedo percibir la realidad más allá de los pensamientos y las emociones. Al mundo moderno global le convendría conocer más sobre estas técnicas de perfeccionamiento del ser. Generalmente el estudio científico de las emociones se ha centrado en la visión occidental, concentrándose en las negativas, consideradas como "parte de los estados patológicos" para tratar con compuestos químicos. La ciencia ha prestado muy poca atención a los estados de bienestar y al papel de las emociones y de la mente para la creación de los estos estados de dicha, paz, tranquilidad, y felicidad.
Shakti