1078 palabras
MONTERREY, Nuevo León, 13 de mayo.- Verónica y su hijo Eduardo tenían muchos sueños y planes por cumplir. Sin embargo, las balas de unos delincuentes, disparadas hacia la fachada de un bar por donde ellos pasaban para tomar el camión, acabaron con sus vidas.
Verónica Navarro Chávez tenía 47 años y era ama de casa. El segundo de sus tres hijos, Eduardo Villanueva Navarro, de 25, terminaría en diciembre sus estudios profesionales de Ciencias Políticas.
Ambos eran muy apreciados y queridos no sólo por sus familiares, sino también por sus vecinos de la colonia Las Flores, en Escobedo. Oscar recordó los planes de vida de su hermano Eduardo.
"Tenía el sueño de terminar su carrera. Teniendo muchos años para hacerla, a veces se truncaba, pero este año ya terminaba sus estudios", indicó.
Eduardo era persona buena, que constantemente manifestaba su deseo de que las personas se respetaran entre sí, y que nunca se atropellaran los derechos de los más desprotegidos.
"(Era) amigable, aunque reservado, buena persona, y sobre todo estos últimos años fue muy apegado a la familia", relató Oscar Villanueva.
Por su parte, Javier Navarro, hermano de Verónica, tío de Eduardo, recordó algunos de los últimos momentos de sus seres queridos.
Minutos antes de la tragedia habían celebrado todos juntos el Día de las Madres en casa de otro familiar, en la colonia Las Palmas, de Apodaca.
Madre e hijo se disponían a transbordar un camión urbano rumbo a Escobedo, y al caminar por la banqueta afuera del bar, fueron alcanzados por las balas de los sujetos que dispararon contra la fachada y que también asesinaron al portero del negocio.
"Regresaban a casa. Habían estado en una convivencia, festejando el Día de las Madres con mi hermana, mis demás hermanas y mi madre. Estuvimos todos juntos, tranquilos y contentos, muy contentos", manifestó.
Del mismo modo, la familia expresó su molestia y repudio por las declaraciones vertidas por el propio alcalde de San Nicolás, Pedro Salgado Almaguer, quien dijo que la señora y el joven eran clientes del bar.
"(Las declaraciones de Salgado) no son desafortunadas, son.... Habla porque tiene boca. No tiene cómo probarlo. Lo único que quiere es justificar la ineficacia de sus colaboradores en materia de Seguridad Pública y de sus policías, que quién sabe qué están cuidando", puntualizó.
Los restos de madre e hijo fueron velados ayer en una funeraria del centro de Monterrey, y por la tarde despedidos en un panteón ubicado en los límites de Guadalupe y Juárez.
Sin ser un héroe en traje de bombero, policía o paramédico, Eduardo Villanueva Navarro, de 25 años, buscaba la igualdad y luchó como un ciudadano común contra la delincuencia, aunque perdiera la vida junto a su madre la noche de este sábado, mientras la festejaba.
Villanueva cursaba el octavo semestre de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Nuevo León, sitio donde era admirado por su inteligencia, sencillez, por su preocupación por el prójimo y la igualdad en los derechos. Se graduaría en diciembre próximo.
Lalo, como lo conocían sus amigos, se encontraba con su madre Verónica Navarro en el centro de San Nicolás cuando un grupo armado lanzó una ráfaga de balas a un bar, siendo víctimas inocentes al perder la vida ambos.
En su muro de Facebook, Eduardo hizo una última publicación el 5 de mayo, una fotografía con su hermano Oscar; el resto de las publicaciones son mensajes de familiares y amigos que lamentan la pérdida del joven y su madre en los hechos del sábado.
En sus publicaciones se observa una constante: la búsqueda de la igualdad de los derechos, en imágenes buscaba hacer eco de las voces de los grupos minoritarios y a quienes irónicamente como él, fueron víctimas de la violencia.
Incluso una de sus imágenes, compartida hace algunos meses, señala la dicha de vivir un día más, y la importancia de disfrutar cada minuto su existencia.
Pero la noche en que murió no fue la única ocasión que Lalo sufrió en carne propia la inseguridad.
Hace algunos meses, apenas en diciembre pasado, Eduardo sufrió un asalto en un camión urbano: los ladrones intentaron despojarlo de su celular y otras pertenencias.
Contrario las recomendaciones oficiales, el joven se resistió y sin armas ni chaleco blindado le hizo frente a los criminales por el simple hecho de no permitir la injusticia de arrebatar sus pertenencias.
Entre sus publicaciones comunes se encontraban denuncias por abusos de autoridad y de gobernantes, de protección a fauna y flora en riesgo; de los delitos donde se castigaba a los pobres y la impunidad de los delincuentes de cuello blanco; así como la libertad de expresión.
Tanto Eduardo como su madre Verónica se suman a la lista de civiles inocentes víctimas de la delincuencia en Nuevo León, en tanto los actos criminales continúan. (Milenio)