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MEXICO, D.F., 29 de mayo.- En México todo casi todo se politiza y la Selección Nacional de Fútbol no es la excepción. Este martes último los futbolistas que representarán a nuestro país en el próximo Mundial de Brasil el mes próximo acudieron a Palacio Nacional recibir el Lábaro Patrio y ser parte de un evento solemne en el que, para no variar, los discursos fueron parte medular de un acto en el que sólo faltó llamarlos héroes, cuando la realidad es que gracias a la buena actuación de los seleccionados norteamericanos en el pre-Mundial y la combinación de resultados se abrió la puerta a esa máxima justa futbolera.
Aunque duela reconocer a no pocos aficionados al fútbol, México no acude esta vez al Mundial de Fútbol por merecimientos propios; no logró los resultados esperados, pese a la cómoda ubicación en el área de CONCACAF, la zona geográfica del planeta que menos ha avanzado en este deporte, lo cual le permite enfrentar rivales de baja calidad, incluso algunos ni siquiera profesionales.
Los precarios resultados de la Selección Mexicana en el pasado pre-Mundial no le alcanzaron para asistir a Brasil, pero gracias a la buena actuación del cuadro norteamericano surgió la oportunidad de enfrentar a Nueva Zelanda en un partido de repechaje y así se consiguió el ansiado boleto, tras la victoria frente a ese país de un fútbol incipiente.
No obstante, en el olvido quedaron estos recientes antecedentes y antier en Palacio Nacional el Presidente Enrique Peña Nieto los abanderó y los conminó a disputar cada partido con honra, como si se tratara de la defensa de la patria.
Nadie recordó el gran apoyo concedido por el equipo de las barras y las estrellas, todo eso quedó encerrado entre la algarabía de la toma de selfies y los abrazos de júbilo.
Se trató de un discurso enfático que no llegó a motivador, como si los seleccionados nacionales por méritos propios hubieran logrado participar en la máxima justa futbolística del mundo que se realiza cada cuatro años en diferentes países.
Claro que Miguel Herrera, el entrenador nacional, casi lloró frente al micrófono y, cual político prometedor, auguró una gran participación y consideró muy amplia la expectativa para el Tri, prometió llegar a la etapa de cuartos de final, lo cual se observa difícil, si se toma en cuenta que México no asiste con un equipo bien cohesionado y con un eficiente funcionamiento táctico.
En el Mundial de Brasil, Mexico enfrentará a Camerún, Croacia y al cuadro anfitrión, por lo que no es favorito ni para participar en la siguiente ronda, luego de los tres partidos de la primera fase, pero desde el terreno político se alimenta ya la falsa esperanza.
El fútbol es el deporte más popular del mundo y en México millones estarán pendientes del desempeño de los tricolores en Brasil, a partir del mes entrante; sin embargo, los intereses económicos de ciertas empresas, sobre todo las grandes televisoras, y los políticos comienzan a crear un entorno muy ajeno al nivel que actualmente practica el seleccionado mexicano.
Se está "inflando" a la Selección para tratar de interesar a muchos en este evento, el más visto en el mundo a través de la televisión y, por ello, representa millones de dólares en ganancias, pero la sombra del fracaso ante un mal desempeño también puede esparcirse en los primeros partidos y, entonces, la decepción podría general una frustración colectiva que necesariamente apuntaría a la búsqueda de los culpables.
De cualquier manera, el Mundial está a menos de dos semanas y los políticos ya se metieron a hacer de las suyas. Muy pronto el fútbol será parte de la agenda diaria, los días en que participe el seleccionado nacional, se paralizarán las actividades, o al menos una gran parte, vendrán jornadas de distracción, pero la realidad saldrá nuevamente a flote cuando termine la justa deportiva, si no es que antes, una vez que México se quede en el camino, como ha ocurrido cada cuatro años. (Ruben Cárdenas/El Siglo de Durango)