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MEXICO, D.F., 19 de diciembre.- El 22 de diciembre de 1997, en Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas, paramilitares del PRI, armados y entrenados por soldados, asesinaron a 45 indígenas, la mayoría mujeres y niños, que rezaban fuera de una Ermita. Militares y policías se mantuvieron a 200 metros, pero no intervinieron. Las autoridades estatales y federales fueron informados de los hechos y tampoco hicieron nada.
Era una masacre anunciada y fue inducida por el Gobierno de Zedillo para justificar la ofensiva militar contra los pueblos zapatistas y la dirección del EZLN.
A 15 años, este crimen de Estado sigue impune. Los asesinos confesos fueron liberados y a los autores intelectuales, como a Emilio Chuayfett y Ernesto Zedillo, nadie investiga.
Los sobrevivientes cuentan, al día siguiente de la matanza, cómo fueron los hechos y de qué manera las autoridades fueron cómplices del crimen. (Regeneración)