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México (12 de junio) Por desgracia, debido a una ciudad mal planeada en infraestructura y en políticas públicas, el líquido que debería vitalizarnos también puede acabar con el patrimonio de las personas, sobre todo, de las que menos tienen. Basta con recordar lo que sucedió recientemente en Cuajimalpa, sólo por mencionar una de las últimas afectaciones por las fuertes lluvias.
Y es que, mientras en otros lugares del país la lluvia es esperada con ansia para beneficiar las cosechas o alimentar cuerpos de agua que se regeneran de forma natural, en el DF y los alrededores se teme por la llegada de esta temporada, porque para los capitalinos, más que un proceso natural que beneficiará nuestras cosechas, significa transporte lento, tránsito pesado, vialidades colapsadas (más todavía) por ríos que de la nada aparecen en el asfalto de esta ciudad, de por sí, inundada por automóviles.
Indudablemente, el problema del agua en la temporada de lluvias crece exponencialmente debido a varios factores, principalmente, las vialidades son afectadas por una sobrepoblación de autos; sin mencionar todos los daños que causa a colonias vulnerables debido a su ubicación, para ello, ¿qué se puede hacer para mitigar el impacto negativo de las mismas? En la opinión de Jorge Alberto Arriaga M., coordinador del Observatorio Hídrico de la UNAM, debemos pensar la ciudad en términos de ordenamiento territorial, pues vivimos las consecuencias de una mala planeación en la materia.
En otros países, “el drenaje no se mezcla con el agua de lluvia” pudiéndola aprovechar, menciona en entrevista para El Semanario y argumenta que toda el agua que escurre y corre por la vialidad en México, se junta con el drenaje causando que no pueda reutilizarse y de lo contrario, requiere muy altos costos.
De igual manera, el coordinador refiere que hay técnicas sencillas que se utilizan pero no se han analizado del todo, por ejemplo: -Los colectores de aguas de lluvia, agujeros en las vialidades o lagunas de infiltración. Sin embargo la captación de agua de lluvia resulta la más común y se puede implementar desde el mismo hogar o llevarse a un nivel de planeación de nivel macro, sea por el gobierno o por algunas empresas, utilizando espacios muy grandes para hacer esa colecta, a veces, del tamaño de algunas presas.
En Iztapalapa, por ejemplo, se han preponderado proyectos como las acupunturas hidrourbanas, que consisten en aprovechar el espacio con infraestructura verde.
En este sentido, el entrevistado comenta que como parte de la red de agua de la UNAM, participa en uno de los concursos que realizó el Instituto de Investigaciones Sociales de la institución mencionada y la delegación Iztapalapa; en el tema de las acupunturas hidrourbanas, se sometieron varios proyectos, con todo y costos y “ninguno superaba el millón de pesos”. Principales afectaciones de las precipitaciones pluviales. 1.- Los bienes de las personas; cuando se inunda se funden los electrodomésticos, se pierde mobiliario, etc. 2.- Enfermedades, en especifico las enfermedades hídricas por el estancamiento. Alberto Arriaga menciona que lo que provoca estas infecciones no sólo es agua de lluvia; es drenaje, provocando enfermedades como la diarrea.
En relación con lo anterior, el costo médico es un factor importante para todos aquellos que no cuentan con los recursos para mitigar esto. Las enfermedades afectan económicamente a los grupos vulnerables en el sentido de que tienen que dejar de laborar, lo que trae como consecuencia, descuentos del día; dañan la economía de quien las padece, y a largo plazo, la dignidad de la persona. Muchos estudiantes “dejan de ir a la escuela, porque no pueden salir o tienen que ayudar a las labores de limpieza”, comenta el observador.
“Las personas que más se ven afectadas, son las personas más pobres (…) las que reciben un peor servicio de agua potable y saneamiento, son las que se ven más afectadas”.
Los que tienen más recursos difícilmente sufrirán una inundación dentro del hogar, ya que la infraestructura con la que cuentan, no lo permite; además de que la mayoría cuenta con seguros, que ante inundaciones severas recuperan su patrimonio, mientras que a la gente de bajos recursos, nadie les regresa nada.
Ahora bien, el gasto médico para una familia de bajos ingresos varía entre el “5 y el 10 por ciento”, menciona Arriaga, lo que se refleja en abandonar la adquisición y consumo de productos vitales que tienen que ver con la alimentación y educación.
El GDF dice estar preparado para estas afectaciones, como lo señaló al inicio de la temporada de lluvias el jefe de gobierno, pues se instalarán 120 campamentos además de desplazar más de 4 mil elementos para atender emergencias, particularmente en 42 puntos identificados como de riesgo por encharcamientos e inundaciones.
Pero, ¿el gobierno capitalino cuenta con algún proyecto o mecanismo especifico no solo para mitigar afectaciones sino para aprovechar toda esta agua? Alberto Arriaga menciona que en efecto, el GDF cuenta con un programa de gestión integral en recursos hídricos con una visión para veinte años: esto quiere decir que contempla cómo dotar de agua potable y saneamiento a la ciudad de México en ese tiempo, que aunque es la más industrializada, sigue teniendo a personas sin acceso al agua; el mismo, también toca los temas de vulnerabilidad, es decir, cómo operar ante la recurrencia de lluvia.
Agrega que el mismo programa cuenta con un componente de captación de agua de lluvias, y según los cálculos que plantean se pueden recuperar 3.5 metros cúbicos por segundo, “equivalente a lo que se plantea traer (…) por trasvases desde el mezquital del valle de Tula o del río Temascaltepec” sin tener que hacer la infraestructura que requieren los trasvases. Es decir, desplazar personas, bloquear vialidades, etc., que los sistemas de captación no necesitan.
Depende de la capacidad de compra que tengamos, dice el entrevistado. En algunos municipios recolectan agua en cubetas, pero se debe tener cuidado, ya que toda la contaminación del ambiente, sobre todo en ciudades como la nuestra, se queda en las primeras lluvias, por lo que esa agua es un foco de infección, no es bebible, pero puede servir para regar plantas, lavar baños o labores domésticas.
La captación de aguas en azoteas: método más sofisticado que se comienza a utilizar en algunos lugares, cuenta con filtros y en donde las primeras lluvias se dejan pasar. El funcionamiento es el siguiente: El agua pasa por un filtro donde se quedan las partículas grandes y luego de ahí se va al recipiente de almacenaje; igual que el anterior, no es potable, pero se puede almacenar por un periodo más largo.
Para finalizar, se debe recalcar lo siguiente: la gente con menos recursos es la más afectada es la más afectada y es por ello que se deben repensar tanto las obras hidráulicas de colonias vulnerables, que por demás, están identificados; además de repensar las políticas publicas, y el acceso que tienen a ellas, justamente, quienes más las necesitan.- (Agencias)