México (19 de agosto).- La humanidad ha buscado los medios para no tener hijos… básicamente desde que comenzaron a tenerlos. Muchos fueron los remedios empleados desde civilizaciones antiguas para buscar alcanzar el placer sexual al tiempo que eliminaban algunas de sus consecuencias no deseadas, de hecho, se han encontrado dibujos en cavernas en Francia donde se puede observar a los primeros primitivos empleando una especie de rudimentario condón.

Las mujeres en el Antiguo Egipto usaban una mezcla de miel, algodón y acacia que introducían en su cuerpo antes del acto sexual, al parecer, la acacia fermentada servía como espermatizida. Los griegos recomendaban sostener la respiración durante el coito y estornudar justo después de éste para evitar los embarazos y las mujeres en la Edad Media creían en amarrar testículos de nutria a su cuello o muslos durante el acto sexual evitaría que tuvieran hijos.

Muchos fueron las técnicas empleadas para transgredir la idea dominante del sexo sólo como medio conductor para la procreación, pero no fue una lucha sencilla.

Hasta 1800 el condón logró producirse en masa, y muchos hombres podían acceder a ellos, pero las mujeres pasaban un mal rato intentando poner sus manos sobre un método anticonceptivo efectivo, principalmente porque los médicos de la época se veían limitados para otorgar información relacionada.

El primer científico que ideo el uso de las hormonas para detener la ovulación femenina fue el endocrinólogo Gregory Pincus, influenciado por la activista y enfermera americana Margaret Sanger -madre del termino ‘control natal’ y fundadora de la primera clínica de planeación familiar en EUA-, se dedicó a conducir diferentes experimentos en conejos y ratas para intentar delimitar cómo podría lograr un tratamiento químico que fuera seguro y aprobado por la FDA.

En 1954 se conduce la primera prueba en humanos -50 mujeres de Massachisetts- y fue un éxito total; posteriormente se realizan pruebas más grandes en Puerto Rico y todas ellas mantuvieron un 100% de efectividad.

El duo dinámico de la planeación familiar logró su cometido y la FDA decide aprobar la píldora, pero solo como tratamiento para mujeres con severos problemas menstruales y no como anticonceptivo en 1957, un grupo inusualmente grande de mujeres reportaron sufrir de desordenes menstruales ese año.

Después de una larga lucha por los derechos reproductivos de la mujer, el control sobre su cuerpo e intensos debates sobre el bien y el mal, la píldora es aprobada como método anticonceptivo legal en 1960 y a tan solo dos años de su lanzamiento 1.2 millones de mujeres americanas ya la usaban, después de tres años el número había aumentado a los 2.3 millones de usuarias.

Comienza entonces una fuerte campaña para manchar el buen nombre de la píldora anticonceptiva y el Papa es uno de los principales exponentes, se publican también varios escritos sobre los posibles efectos secundarios de la píldora que al parecer podía causar depresión, paros cardíacos, problemas sanguíneos, aumento de peso y perdida de libido; esto ultimo tuvo gran relevancia y el 24% de las mujeres dejaron de usar la píldora.

Curiosamente, la comunidad médica lucho con fuerza para limpiar la imagen de la píldora y, a través de la investigación, se logró reducir las altas dosis químicas que empleaban, se descubrió además los beneficios que la píldora tenia para evitar ciertos tipos de canceres femeninos e incluso se llego a reducir la cantidad de periodos que una mujer presenta al año ¿te parece bien solo menstruar cuatro veces? ¿que tal ninguna?

Aún así, hoy en día existen algunos problemas de cuidado de salud y las farmacéuticas más reconocidas mantienen cerca de 1,100 demandas pendientes; además, la píldora ha entrado en un proceso de seguridad tal que ya no se busca descubrir nueva información sobre ella o llevarla a un nivel más elevado y actualmente se encuentra muy por debajo de los 35 medicamentos que la FDA considera como de alta importancia en investigación clínica.- (Semanario)