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México (21 de mayo).-
La casa de Patnaree Chankij es humilde, tiene tres habitaciones y queda en las afueras de Bangkok. Allí vive con dos de sus cuatro hijos.
Es con frecuencia el lugar donde lava y plancha la ropa de sus clientes. De eso y de limpiar hogares y oficinas es de lo que vive esta mujer de 40 años.
Como en otras casas de Tailandia, en las paredes internas de su hogar hay retratos del rey Bhumibol Adulyadej.
Patnaree se considera una ciudadana leal y dice que nunca ha dicho nada negativo sobre la familia real.
Pero a inicios de este mes fue detenida por la policía y acusada del delito de lesa majestad y alta traición por insultar a la monarquía, uno de los cargos más graves en el código penal tailandés.
Estos delitos conllevan penas de entre 3 y 15 años, y su aplicación por parte de las autoridades ha aumentado tras el golpe militar de hace dos años.
Más de 60 personas han sido acusadas de ese delito desde que ocurrió el golpe.
La mayoría de los casos han llegado a los tribunales militares, lo cual restringe el derecho a la defensa de los imputados.
Con frecuencia las audiencias se celebran en secreto. La prensa se entera de los casos semanas después de llevarse a cabo o directamente jamás se enteran.
Las condenas son muy altas. El año pasado una madre de dos hijos fue sentenciada a 56 años de prisión por unos comentarios que hizo en Facebook. La sentencia se redujo a la mitad tras declararse culpable.
Una palabra
¿Qué hizo Patnaree para ser acusada? De acuerdo con su abogado, la única evidencia que la policía ha mostrado es un intercambio de mensajes privados en Facebook entre su clienta y un activista político.
Patnaree respondió con la palabra tailandesa “ja”, que se puede traducir como “ok” o “sí”, a comentarios del activista que la policía califica de difamatorios.
Las autoridades consideran que ella debió haber condenado los comentarios.
Patnaree insiste en que demostrará su inocencia, pues nunca se ha involucrado en actividades políticas, asegura.
De hecho, Patnaree no cree que haya sido acusada por algo que haya dicho o escrito, sino que se debe a su hijo, Sirawith Seritiwat.
El hijo
El hijo de Patnaree es un estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Thammasat, pero en los dos últimos años ha emergido como uno de los rostros mejor conocidos del movimiento estudiantil disidente.
Después del golpe, en tanto miembro de dos grupos llamados Ciudadanos Resistentes y el Centro Estudiantil Tailandés por la Democracia, Seritiwat participó en protestas contra el nuevo gobierno en las cuales se usaron símbolos como el saludo de los tres dedos de la serie “Los juegos de hambre” y se leyeron fragmentos del libro clásico de George Orwell “1984”.
El año pasado, los manifestantes llevaron a cabo un simulacro de elecciones afuera de un centro de artes de Bangkok.
También organizaron una protesta en un controversial parque temático de la realeza, el cual fue construido por el ejército supuestamente por medio de contratos corruptos.
Los grupos se identifican como el Nuevo Movimiento Democracia.
Oposición
Aunque las manifestaciones han sido pequeñas, estos activistas son el único grupo que abiertamente desafía el ejército en Tailandia.
El movimiento masivo autodenominado “las camisas rojas”, que respaldaba al gobierno derrocado, se ha mantenido en silencio.
La reacción del ejército ha sido detener a estudiantes y someterlos a lo que llaman “actitud de ajuste”, donde se les presiona para que cambien sus puntos de vista.
Más recientemente, el ejército ha endurecido su postura y ha presentado cargos criminales contra algunos de los activistas.
Sirawith ha sido detenido varias veces y acusado en dos oportunidades, aunque jamás fue procesado.
Ahora el gobierno militar prepara una nueva constitución en la cual se prevé la consagración del dominio militar de la política del país por muchos años más.
Constitución
La nueva constitución permitirá que se celebren elecciones el año próximo. No obstante, según analistas, el objetivo es darle más poder al senado (escogido por la cúpula militar) y a los tribunales superiores conservadores.
La junta militar ha prometido un referendo de la constitución el 7 de agosto.
Es muy probable que quienes apoyan al gobierno depuesto se opondrán a la nueva constitución, que seguramente bloqueará el regreso del partido que estuvo en poder antes del golpe.
Lo que parece ser un hecho es que el ejército ha prohibido cualquier tipo de campaña relacionada con el referendo.
Aquellas personas que traten de influir en la opinión pública han sido amenazadas con condenas de 10 años de prisión.
No obstante, miles de funcionarios gubernamentales están siendo entrenados para salir a las calles e informarle a la población sobre la nueva constitución y persuadirlos a que voten en la consulta.
De esa forma, el ejército espera obtener una victoria en la votación de agosto. Una derrota sería un duro golpe a la credibilidad de un gobierno que siempre ha insistido que la mayoría de los tailandeses apoya sus planes de reconstruir el país.