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México (21 de mayo).-
La amenaza real para Estados Unidos y su gigantesco presupuesto militar es la paz, afirma el analista Finian Cunningham en un artículo publicado por la agencia rusa Sputnick, antes Ría Novosti.
La guerra es un negocio rentable y parece que Estados Unidos lo ha puesto en el centro de su economía. Esta es la razón clave por la cual los políticos y oficiales militares estadunidenses siguen definiendo a Rusia como una “amenaza” para su país y sus aliados, sostiene Cunningham.
Al examinar los gastos discrecionales, se puede apreciar que el presupuesto militar estadunidense —de unos 600 mil millones de dólares— ocupó un 53 por ciento de los fondos en 2015.
“Probablemente, la economía de Estados Unidos, como la conocemos, —dominada por intereses del Congreso, corporativos, de Pentágono y de Wall Street— dejaría de existir si no fuera por el presupuesto gigantesco subvencionado por el gobierno”, señala.
De hecho, Washington gasta en defensa más que China, Rusia, Reino Unido, Alemania, Francia, India, Arabia Saudita, Corea del Sur y Japón —juntos—.
Estos son los países con mayores gastos militares en el mundo, pero sus presupuestos son pequeños en comparación con el de Estados Unidos.
Cunningham asegura que Estados Unidos necesita alimentar “la histeria de terror y odio” a escala mundial para mantener su presupuesto militar y, por lo tanto, la totalidad de la economía estadunidense.
Es la causa principal que se esconde detrás de las afirmaciones infundadas de que Moscú es “agresivo” o que está “resurgiendo”, tal como dijeron los representantes de las máximas jerarquías militares de la OTAN.
“Esta demonización de Rusia, al igual que de otros enemigos globales, es un sostén necesario para el complejo industrial militar estadunidense”, sostiene el analista británico en asuntos internacionales.
La economía de Estados Unidos se ha convertido en una economía de guerra y la única manera de mantenerla es poner al país en pie de guerra constantemente, sea mediante un conflicto caliente o frío, asevera.
Según el analista, si el presupuesto militar estadunidense disminuyera al nivel de otros países, el complejo industrial y militar de Estados Unidos dejaría de existir y el impacto provocado por su caída sería tan dramático que “el estado norteamericano, como lo conocemos, colapsaría”.